Manzanares, ocho siglos de La Mancha
Cogemos el petate para visitar uno de los pueblos más conocidos de Ciudad Real. Se trata de un enclave de comunicación privilegiado, ubicado en la comarca de La Mancha. Manzanares posee una historia que te dejará fascinado, pues se puede sentir mientras comprobamos la espectacularidad de su patrimonio arquitectónico, encabezado por su castillo o la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. Te invitamos a que nos acompañes en esta maravillosa experiencia. Comenzamos.
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Cómo llegar a Manzanares
Lo acabamos de mencionar, Manzanares es una de las localidades mejor comunicadas de Castilla-La Mancha. Dos son las autovías que atraviesan esta población, tanto de norte a sur como de oeste a este. En sentido vertical tenemos la A-4 o autovía del Sur. Tras dejar atrás su nacimiento en Madrid, pasa por importantes pueblos de Toledo como Ocaña, Tembleque, Madridejos o Puerto Lápice. Ya en la provincia de Ciudad Real, tras pasar por Manzanares avanza hacia Valdepeñas y la comunidad autónoma de Andalucía. En sentido horizontal cruza la A-43 o autovía del Guadiana. Parte de la capital, Ciudad Real, y pasa por importantes municipios como Daimiel, Argamasilla de Alba, Tomelloso, Villarrobledo, en la provincia de Albacete; o San Clemente hasta concluir su trazado en la A-3 a la altura de Atalaya del Cañavate, ya en Cuenca.
Otra importante carretera que atraviesa el núcleo urbano de Manzanares es la N-430. Nace en Extremadura para circular a través de la provincia de Ciudad Real por pueblos como Luciana, Puebla de Don Rodrigo o Piedrabuena. Posteriormente comparte trazado con la A-43 justo hasta Manzanares, donde se desvía para cruzar a la provincia de Albacete. Aquí pasará por villas como Ossa de Montiel, Barrax o Chinchilla de Montearagón, hasta finalizar en Almansa. Existen otras carreteras comarcales como la CM-4124, la CRP-5212, la CRP-2032 o la CR-2031 que nos conducen hasta poblaciones cercanas como Bolaños de Calatrava, Almagro, Moral de Calatrava o Arenas de San Juan. Manzanares posee una población de 17 732 habitantes (INE 2023), los cuales pertenecen a la comarca de La Mancha.
Qué ver en Manzanares
Una vez dentro del casco urbano, aparcamos el auto en una de las arterias principales de Manzanares, la calle Jesús del Perdón. Justo al lado observamos la primera representación del amplio patrimonio religioso de la localidad. Nos referimos a la ermita de la Virgen de la Paz. Se trata de un edificio sobrio de ladrillo, cuya portada está coronada con frontón triangular y este, a su vez, con una pequeña espadaña. Antiguamente estaba dedicada a Santa Quiteria. Siguiendo la misma vía en línea recta nos topamos con otro importante templo, la ermita de la Veracruz. Su imponente fachada consta de una preciosa espadaña flanqueada por las imágenes de la Virgen de Belén y el Sagrado Corazón de Jesús. La construcción tuvo su origen en el siglo XVI, pero a lo largo de su historia ha sufrido diversas restauraciones, sobre todo tras la Guerra Civil, donde quedó destruida. Tras este periodo se construyó la cripta, que hoy en día también es museo, y el retablo mayor de madera policromada. Alberga la imagen del patrón de Manzanares, Nuestro Padre Jesús del Perdón.
Justo detrás se ubica otro edificio religioso, la ermita de San Antón (s. XV), localizada en la calle homónima. Levantada en mampostería y ladrillo, es la más venerada por los labradores. Su fachada se asemeja a la que posee la ermita de la Paz, con portada de medio punto, ojo de buey en el frontón triangular y pequeña espadaña con campanil. Retrocedimos de nuevo hasta la calle Jesús del Perdón para desembocar en el centro neurálgico de Manzanares, es decir, en la plaza de la Constitución.
La reformada iglesia de Nuestra Señora de la Asunción
Antes de llegar asoma el templo más importante que ver en Manzanares, su colosal iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción (s. XVI). Fue declarada Bien de Interés Cultural en el año 1991. Posee nave única con planta de cruz latina, ábside ochavado y cinco capillas laterales. Destaca principalmente su hermosa portada de estilo plateresco con relieves de Dios Padre, la Asunción y los ángeles. En el exterior también merece la pena reseñar su poderosa torre de tres cuerpos, con especial atención al cuerpo del campanario, que posee planta octogonal y está rematado por un chapitel. Desde sus orígenes también ha sufrido multitud de reformas. A pesar de ello es un imprescindible que ver en Manzanares
La plaza de la Constitución es un espacio con más encantos, como es la elegante sede del Ayuntamiento de Manzanares o los numerosos soportales que la cercan, otorgándole un encanto manchego singular. Continuamos recto, dejando atrás la plaza, por la calle Virgen del Carmen. Tras caminar un poco, apareció en el margen derecho el centro cultural Ciega de Manzanares. Alberga en su interior el museo Manuel Piña, dedicado a la obra del diseñador manzanareño, y la escuela de música Guillermo Calero. El museo es de entrada gratuita.
Continuamos recto y en el lado izquierdo de la acera comprobamos la belleza del palacio del Marqués de Salinas, uno de los inmuebles más importantes de Manzanares. También conocido como casa de Jonte, en él vivió el yerno de los marqueses de Salinas. Antiguamente se encontraba anexa la ermita de San Sebastián, pero finalmente fue acaparada por la vivienda. Destaca en su fachada la hermosa rejería y el escudo señorial.
Comer en el interior del castillo de Manzanares
Desembocamos finalmente en la plaza de San Blas. En ella reposa la construcción civil más célebre del pueblo. El castillo de Manzanares tiene su origen en el siglo XIII. Fue levantado por la Orden de Calatrava, teniendo la mayor parte de su historia funciones militares. En el XIX, tras la desamortización, pasa a manos privadas. Ha sufrido diversas remodelaciones, destacando actualmente su poderosa torre del homenaje. A día de hoy posee funciones de hospedería y restaurante, lo cual aprovechamos para tomarnos un refrigerio y recuperar energías.
A su lado se halla el pequeño templo que pone nombre a la plaza. La actual ermita de San Blas data de 1847. Se reconstruyó tras ser destruida por el ejército francés en la Guerra de la Independencia. Hasta entonces era conocida como ermita del Cristo Yacente del Santísimo Sepulcro. Su estructura es asimétrica debido al lateral anejado, donde se ubica la sacristía. Tras terminar de ver la plaza dimos media vuelta para deshacer el camino.
Al comienzo de la calle Virgen del Carmen, antes de entrar de nuevo en la plaza de la Constitución, cruza perpendicular otra importante vía. Hablamos de la calle Monjas. En ella se localizan varias manifestaciones arquitectónicas civiles de interés. Por ejemplo, el palacio de los Ochoa. Ofrece una rejería espectacular en su fachada, además de un blasón bien conservado. Su elegante portada está flanqueada por dos columnas, y sobre ella reposa un vistoso balcón, cuya barandilla está forjada.
Museo comarcal del Queso Manchego, un imprescindible que ver en Manzanares
Siguiendo recto nos topamos con otros tres edificios de gran interés. El primero, haciendo esquina con la calle Manifiesto, es la casa de los Leones (s. XVII). Merece la pena reseñar, por encima del resto, su espectacular portada. En ella reposa el escudo familiar, protegido en ambos costados por dos hermosos leones. Justo delante figura el archivo-museo Ignacio Sánchez Mejías. Probablemente su nombre solo suene por la conocida elegía de Federico García Lorca, pero este célebre personaje fue mucho más. Torero, literato, piloto, jinete… El espacio conserva diversos objetos relacionados con Ignacio Sánchez Mejías. Pocos metros más adelante se encuentra el museo comarcal del Queso Manchego. Se ubica en el interior de la casa de Malpica (s. XVII). En torno al corral de esta casa solariega, se disponen las salas del museo, dedicadas al proceso de elaboración, a la oveja manchega o a la importancia estratégica de Manzanares en la trashumancia. En el interior del inmueble también consta una recomendable colección de arte.
Tras recorrer la calle Monjas aterrizamos en la plaza Alfonso XIII. El protagonista en este espacio es el convento de Franciscanas, conocido como «las Monjas de Clausura» y levantado en 1592. En el exterior de mampostería destaca su fachada barroca del siglo XVII. Por dentro, la iglesia con retablo del Sagrado Corazón de Jesús. El monasterio fue reconstruido tras la Guerra Civil.
Caminamos hasta la calle Doctor Fleming, esquina con Virgen de la Esperanza, para contemplar la última casa señorial de interés que nos quedaba por ver en Manzanares. Nos referimos a la casa del Santo (s. XVII). Este inmueble encalado se denomina así por la imagen existente de San Francisco de Paula. Sin duda, lo más vistoso de su fachada es la tradicional balconada manchega realizada en madera.
Tocaba volver al coche. Hicimos cuentas y para los siguientes destinos lo mejor era desplazarse motorizados, puesto que, de lo contrario, el tiempo se nos echaría encima. Tras montarnos, pusimos rumbo a la plaza Gran Teatro. Primero contemplamos la moderna iglesia de Nuestra Señora de Altagracia, construida en 1970. Fue diseñada por Eduardo Gascón. En nuestra humilde opinión, queda eclipsada por el otro gran edificio de la plaza, aquel que le da nombre. El Gran Teatro data de 1911. Su bella fachada de color rojizo es de aquellas que se guardan en la retina. En 1995 volvió a abrir sus puertas al público, hasta nuestros días.
Silos manchegos transformados en lienzos
Subimos de nuevo al auto y nos dirigimos a las, probablemente, dos obras artísticas más recientes que ver en Manzanares. Son los antiguos silos del pueblo. Estas mastodónticas construcciones han sido pintadas dentro del proyecto «Titanes», por el cual varios silos de la provincia de Ciudad Real han servido de mural para varios artistas del grafiti. Manzanares es el único pueblo con dos murales, puesto que posee dos silos. Uno de ellos ha sido decorado con un gran medallón y el otro muestra una preciosa combinación de colores. Aplaudimos este tipo de proyectos que dan vida a la España rural.
De este modo pusimos el broche a nuestro viaje por Manzanares. Somos conscientes de que nos faltó algún lugar de interés por visitar, como el parque del Polígono y su genial paseo del Sistema Solar. Ya habrá tiempo de volver y completar. De momento, nos despedimos desde lo más profundo de La Mancha, recomendando la visita a esta maravillosa localidad de Manzanares. Ha sido un verdadero placer.
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