Puerto Lápice, auténtico pueblo manchego
Tres rasgos debe tener una localidad para emanar la esencia manchega. El primero es aparecer en la novela más famosa de la literatura española: Don Quijote de La Mancha. El segundo es albergar en su término municipal molinos de viento. Por último, poseer una plaza típicamente manchega. Reconocemos que todo esto es subjetivo y muy exagerado, pero son tres características, entre muchas otras, que hacen de Puerto Lápice un destino turístico imprescindible. Lo vamos a demostrar.
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Puerto Lápice en El Quijote
«Y, hablando en la pasada aventura, siguieron el camino del Puerto Lápice, porque allí decía Don Quijote que no era posible dejar de hallarse muchas y diversas aventuras, por ser lugar muy pasajero».
«Tornaron a su comenzado camino del Puerto Lápice, y a obra de las tres del día le descubrieron».
He aquí un par de citas incluidas en el capítulo ocho de nuestra obra más universal, tras la aventura con los molinos de viento/gigantes. Y ya no solo en la obra, paseando por el pueblo se pueden apreciar numerosos guiños a la figura del «Caballero de la Triste Figura», creada por Miguel de Cervantes.
Qué ver en Puerto Lápice
Un buen ejemplo son las diferentes esculturas que podemos encontrar por la villa o los bancos de ladrillo que hay junto a la plaza de la Constitución, donde vienen citados en baldosines de cerámica varias frases como las que acabamos de mencionar.
El color almagre de la plaza Mayor
Oficialmente es la plaza de la Constitución, pero se la conoce más como la plaza Mayor de Puerto Lápice. Es el centro neurálgico de la localidad, perfectamente distinguible con sus dos niveles de soportales de madera color almagre, esa clásica tonalidad que poseen estos espacios manchegos. Se da un aire al corral de comedias de Almagro y en ciertos detalles de su estructura porticada a la plaza de Tembleque. Lástima que cuando la vimos había un escenario y estropeaba un poco las fotos, pero aun así nos pareció una maravilla.
Junto a la plaza existe un espacio ajardinado que posee una noria en el medio. Está flanqueada por los bancos con citas de Don Quijote de la Mancha que comentamos antes. Muy cerca se ubica la Biblioteca Pública Municipal, que consta en su entrada de una escultura de Miguel de Cervantes escribiendo. Anejo se ubica también otro edificio pintoresco, el ayuntamiento de Puerto Lápice.
Ventas de Puerto Lápice
Así se llamó esta localidad hace siglos, aunque no era una población como tal. Al ser zona de paso, solo existía un reducido número de casas y ventas donde el viajero podía pasar la noche. Las ventas son construcciones que se distribuyen en torno a un patio central. Suelen tener soportales y otras dependencias como habitaciones, mesón e incluso establo para las caballerías. Su función principal era la de ofrecer hospedaje. A día de hoy todavía se conservan algunas, como la Venta del Quijote, con su zócalo color añil tan característico, la posada de Dorotea Jiménez o la posada del Rincón.
Otro punto más para sumar a ese encanto manchego que respira esta villa.
La campana de la iglesia de Nuestra Señora del Buen Consejo y San Antón
El gran templo del municipio se levantó en 1859 y alberga las imágenes de la patrona y el patrón de Puerto Lápice, los cuales dan nombre a este elegante edificio religioso. Otras tallas muy veneradas son la del Cristo Yaciente y la de la Virgen de los Dolores. Merece la pena reseñar algunos de sus elementos neorrománicos como las arquivoltas de su portada, las cuales son de gran belleza.
Durante la Guerra Civil se sufrió la desaparición del retablo y de otras imágenes. A lo largo de los años ha experimentado algunas remodelaciones. La más reseñable sea probablemente la realizada en la espadaña. Esta albergaba una campana de gran tamaño, pero por su peso se quitó para evitar un derrumbe. Actualmente preside la plazoleta de entrada a la iglesia.
Ermitas de Puerto Lápice
Destacan otros dos pequeños templos en el término municipal de la población. Uno está en el núcleo urbano. Otro a las afueras. Empezaremos hablando del que está más a mano, la ermita de San José. Está ubicada en la salida sur del pueblo, dirección Villarta de San Juan. Antaño fue cementerio municipal, pero en la segunda mitad del siglo XX se convirtió en la actual ermita. Como otras edificaciones de la localidad, resaltan mucho los detalles en color añil frente a su fachada encalada.
Para ir a la otra tuvimos que coger el coche. Hablamos de la ermita de San Isidro. Se encuentra a dos kilómetros del casco urbano, aunque se llega muy bien a ella a través de una pista asfaltada que conduce al pueblo cercano de Las Labores. Arquitectónicamente resulta más llamativa que la ermita de San José. Además, se ubica en un paraje natural de gran belleza, salpicado del tradicional encalado de color blanco que impregna árboles y rocas de camino al templo. Tiene también el aliciente de tener al lado un área recreativa que es de gran utilidad para los vecinos y visitantes.
No son gigantes, sino molinos de viento
Hemos comentado antes que en el capítulo ocho de la famosa novela se cita en un par de ocasiones Puerto Lápice. Esto ocurre antes de la alucinación más célebre de Don Quijote, cuando confunde los molinos de viento con gigantes, a pesar de las advertencias de Sancho. Pues cómo no, esta localidad tiene hasta tres de estas construcciones en el cerro cercano de La Sierrecilla. Su localización ofrece unas vistas del pueblo y la comarca que merecen la pena.
No se levantaron los tres a la vez, sino que fue uno a uno con varios años entre medias. A lo largo del tiempo se han ido restaurando en diversas campañas, de hecho, cuando estuvimos nosotros estaban reformando uno de ellos. Vimos también un cartel de la Red de Senderos de Ciudad Real, haciendo referencia al «Sendero de los Molinos de Viento» (PR-CR 90), que parte desde el núcleo urbano, sube a los molinos y baja hacia la ermita de San Isidro pasando por viñedos y olivos hasta desembocar de nuevo en la villa.
Cuando bajamos intentamos encontrar el puente romano, pero en un alarde de torpeza mezclada con impaciencia decidimos abandonar el propósito. Se cree que por ahí pasaba una antigua calzada romana que unía varias localidades como Consaburum (Consuegra) o Laminium (Alhambra). El origen romano del pueblo todavía no se ha confirmado, ya que aún existen dudas por si pudiese ser íbero.
Sea cual sea el origen de Puerto Lápice, es muy recomendable darse un paseo y contemplar sus encantos, que son muchos y variados. Si vas buscando un pueblo manchego que tenga el pack completo, aquí lo vas a encontrar. Además, mejor comunicado imposible. No hay excusa para no parar en esta villa de La Mancha.
Cómo llegar a Puerto Lápice
Por esta localidad circula la autovía del Sur o A-4. Se adentra en Castilla-La Mancha desde Madrid por la provincia de Toledo, pasando por Ocaña, Tembleque o Madridejos. Al pasar la frontera con Ciudad Real llegamos a la villa que hoy nos atañe, siguiendo su camino después por Manzanares o Valdepeñas hasta que cruza a Andalucía. La otra carretera de importancia que cruza la población es la N-420, que une Córdoba con Tarragona. Su trayecto nos conduce por municipios ciudadrealeños como Puertollano, Daimiel, Alcázar de San Juan o Campo de Criptana, y también conquenses como Mota del Cuervo, La Almarcha, San Lorenzo de la Parrilla, Fuentes, Cañete o Salinas del Manzano, ya dirección Teruel. Posee una población de 896 habitantes (INE 2022) y, como hemos dicho antes, se enmarca en la comarca de La Mancha.
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