Salinas del Manzano, revivir El Salero
Entendemos perfectamente la belleza de Cañete. No hay duda al respecto, pero son solo diez kilómetros más hasta otro pueblo espectacular. Diferente a Cañete, por supuesto, es más pequeño, pero tiene otros encantos. Salinas del Manzano te espera con cuestas, sí, pero también con flores, arquitectura serrana y vecinos amables. Una de esas localidades espectaculares y muy poco conocidas que tanto nos gustan. Prepárate para historias del Nuevo Mundo, fortalezas de tiempos árabes en ruinas o vestigios salineros de época romana. Agarra la mochila que te vienes con nosotros.
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Salinas romanas que vivieron tiempos mejores
Hasta finales de los años noventa las salinas que dan nombre al pueblo eran su principal motor económico. Actualmente son propiedad privada y se encuentran en un mal estado de conservación. Es una lástima porque han sido explotadas desde época romana, de hecho, en tiempos de la República Romana (a.C.) ya se recoge la importancia de la sal en esta zona. A pesar de ello, la primera fuente oficial que cita estas salinas data del siglo XII, cuando los diezmos de las salinas fueron concedidos por el rey Alfonso VIII a la iglesia de Santa María de Cuenca, concretamente a su comunidad de canónigos.
Históricamente quizás hayan podido tener más relevancia otras salinas de la provincia de Cuenca como las de Belinchón, Minglanilla o Monteagudo de Salinas, pero las de pueblos como Tragacete o Salinas del Manzano también han sido muy importantes. De hecho, El Salero, como se conoce en el pueblo a las salinas romanas, recibía la visita de ganaderos de toda la provincia para adquirir sal.
El abandono que ha sufrido el complejo salinero todavía no ha afectado a la hora de poder visualizar el conjunto. Es apreciable el pozo de captación, el estanque de decantación y las balsas de evaporación (así es como se obtenía la sal), que suman más de ochenta. De hecho, aún se puede encontrar sal en el presón, siendo, según los vecinos, de una calidad insuperable.
Qué ver en Salinas del Manzano
El complejo salinero romano se ubica junto al núcleo urbano, desplegándose de oeste a noroeste. Existe un monumento en el pueblo desde donde se pueden contemplar muy bien, aunque las vistas hayan perdido mucho en espectacularidad con el paso del tiempo.
Iglesia de Nuestra Señora de la Natividad
Buena parte del casco urbano del pueblo se encuentra en pendiente. Bien, pues en el extremo occidental del promontorio se ubica el templo más importante que ver en Salinas del Manzano. La iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Natividad otea el horizonte como si estuviera en la proa de un barco, exhibiendo su espadaña esbelta de sillería a los pies de su construcción. Posee una sola nave y portada sencilla con arco de medio punto.
Las vistas desde su posición, mirando dirección Cañete, son una maravilla. Sin embargo, no hace falta mirar de puertas hacia fuera para admirar la belleza. Pasear por Salinas del Manzano es toda una experiencia. Cierto es que hay que preparar bien las piernas para las cuestas, pero es un casco urbano pequeño y no llegaremos a cansarnos. Nos sorprendió muy gratamente la cantidad de flores y plantas que adornan sus calles haciéndolas aún más hermosas.
En la parte posterior del pueblo dimos con una fuente del año 1999. Subiendo una cuesta nos saludó una señora rodeada de gallinas. Nos preguntó qué hacíamos por allí zascandileando y, tras nuestra contestación, nos indicó las bondades del pueblo. Aprovechamos para preguntarle por la ubicación de la fortaleza de Las Malenas. Nos habíamos informado de su existencia, pero no conseguíamos localizarla. Una pena que se nos olvidó preguntarle su nombre para poder darle las gracias a título propio en este post.
¿Dónde está el castillo de Las Malenas?
Esta señora tan amable nos señaló un cerro en la lejanía, ya podíamos haber estado un día entero buscándolo que no lo íbamos a encontrar si no poníamos más empeño (además, Google tampoco estaba por la labor). Apenas se podía vislumbrar en esa elevación de terreno el castillo de La Magdalena o de Las Malenas. Se encuentra a unos dos kilómetros a mano izquierda en dirección a Cañete por la N-420.
La fortaleza data del siglo X y fue levantada de cal y canto por los árabes. A pesar de que se encuentra en estado de ruina, todavía se pueden apreciar los restos de la torre del homenaje en la parte más alta donde se asienta. También son visibles varios lienzos de su recinto amurallado y un aljibe en el interior del mismo. Por desgracia, solo pudimos acercarnos un poco para tirar una fotografía con el teleobjetivo. Nos indicaron que hace falta un vehículo 4×4 para llegar y no contábamos con él.
El parque de la Hispanidad y la ermita de San Roque
Un sitio que recomendamos para estacionar el auto en el pueblo es la plaza de Castilla-La Mancha, junto a la carretera N-420. Al final de esta plaza se ubica en un extremo una zona de huerta y, al otro, el parque de la Hispanidad. A este espacio verde nos da la bienvenida una placa conmemorativa del V Centenario del Descubrimiento de América, la cual reza: «En testimonio de hermandad con los pueblos de América de nuestra comunidad de naciones en recuerdo a las gentes de los Reinos de Castilla y en especial a los hombres y mujeres de Salinas de la Fuente del Manzano que participaron en la empresa de Indias». Dos datos rescatamos de esta cita. El primero es que esta localidad se llamó anteriormente Salinas de la Fuente del Manzano. El segundo que a comienzos del siglo XVI, el salinero Juan López, se marchó junto a otros hombres a las Indias, concretamente a Perú, para buscar fortuna. De ahí que esta villa de Salinas del Manzano esté fuertemente ligada a la emigración al Nuevo Mundo en aquella época.
Si seguimos el camino que continúa dirección sur, llegaremos en un kilómetro al segundo templo en importancia del pueblo: la ermita de San Roque. Sin duda, uno de los lugares que ver en Salinas del Manzano. Su construcción es sencilla, de paredes encaladas y coronada por una pequeña campana inaugurada en el año 2000. Lo que más destaca es el paraje donde está ubicada, en plena naturaleza y con un merendero donde reunirse para las celebraciones. Una de estas celebraciones puede ser la Caridad, para ello toca ir el 16 de agosto a las fiestas del patrón de Salinas del Manzano, San Roque.
Museo «Las Alcobas del Salín»
Cruzando la carretera desde la plaza de Castilla-La Mancha se llega a la plaza del Pueblo. El primer edificio que nos saluda es la casa consistorial. Consta de tres plantas, un pequeño balcón y un blasón en la fachada principal. Alberga el ayuntamiento de Salinas del Manzano y el museo «Las Alcobas del Salín», que encontramos cerrado. Este centro es de tipo etnográfico y además también expone recuerdos históricos del pueblo, incluido su pasado salinero. Justo enfrente se halla otro inmueble en el cual destaca sus balconadas de madera.
Desde aquí partimos para subir por las cuestas y calles que se entremezclan subiendo y bajando por el casco urbano, ofreciendo un diseño de lo más particular. Como hemos mencionado antes, conviene no dejarse muchos rincones sin ver, ya que los salineros tienen decorado bien el pueblo con multitud de flores que le dan un colorido muy agradable.
Conversaciones con Eusebio
Ya nos íbamos hacia el coche para continuar nuestra ruta. Caminábamos por la acera junto a la N-420 cuando un señor sentado en una silla nos preguntó quiénes éramos y qué hacíamos por allí. Él es Eusebio y, tras hacer las respectivas presentaciones, nos dijo que era una pena que no estuviese su hijo porque nos podría haber llevado a ver el castillo de Las Malenas. Le preguntamos sobre su vida en Salinas del Manzano y nos contó muchas historias: de dehesas con pinos enormes, de plantaciones de encinas truferas o de cómo se trata de mal a los pueblos deshabitados desde la Administración.
De todas sus anécdotas nos quedamos con esta. Existía una sima en el término municipal por la cual tirabas una piedra y rodaba hasta caer en lo que parecía una especie de balsa de agua. Se oía un ruido como si abajo hubiera cacharros. En tiempos, cuando estaba disponible este material, se dinamitó la boca de la sima para hacerla más grande y entrar. Bajó un hombre atado con una cuerda y un candil. El oxígeno se terminó mientras descendía, por lo que se apagó el candil y encima no le podían sacar porque la cuerda rozaba y les daba miedo que se rompiera. Finalmente la ataron a un pino y volvieron al casco urbano a por más cuerda, pudiéndole sacar más tarde. Historias de los pueblos. Eusebio, ya mayor, fue muy amable con nosotros. Un gusto escucharle hablar con tanta pasión sobre su pueblo.
Cómo llegar a Salinas del Manzano
Ya hemos mencionado en varias ocasiones la carretera que pasa por Salinas del Manzano, la N-420. Esta nacional circula desde Córdoba hasta Tarragona, cruzando la provincia de Cuenca de suroeste a noreste. Antes de adentrarse en el Rincón de Ademuz (Valencia), Salinas del Manzano es el penúltimo pueblo del que se despide, antes de Salvacañete. Anteriormente pasa por localidades como Mota del Cuervo, La Almarcha, San Lorenzo de la Parrilla, Fuentes o Cañete. Posee una población de 67 habitantes (INE 2022), los cuales pertenecen a la comarca administrativa de Serranía Media-Campichuelo y Serranía Baja, ubicándose, más concretamente, en la serranía Baja.
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