San Lorenzo de la Parrilla, patrimonio religioso de diez
Viajamos hasta la zona de la Mancha Alta que linda con la serranía de Cuenca. En ella encontramos el municipio de San Lorenzo de la Parrilla, uno de los más grandes y poblados que hay en la comarca. Destaca por su interesante patrimonio religioso, el cual protagoniza la iglesia parroquial de San Pedro Apóstol.
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Cómo llegar a San Lorenzo de la Parrilla
Desde la autovía A-3 tomaremos la salida hacia Villares del Saz y Villarejo-Periesteban. Tras cogerla debemos desviarnos hacia la carretera CM-2117. Tras dejar atrás el citado pueblo de Villarejo-Periesteban llegaremos a San Lorenzo de la Parrilla. También circula junto a su núcleo urbano la N-420, una de las vías más importantes que atraviesan la provincia de Cuenca. Desde Mota del Cuervo a la capital conquense, discurre por pueblos como Belmonte, La Almarcha, Olivares de Júcar o Villar de Olalla. Posee una población de 1066 habitantes (INE 2022), encontrándose a 40 kilómetros de Cuenca ciudad. Se trata de una localidad excelentemente comunicada.
Qué ver en San Lorenzo de la Parrilla
Aproximándonos al pueblo, por la anteriormente comentada carretera CM-2117, observamos un camino asfaltado a la derecha que conducía a una elevación de terreno. En lo alto atisbamos un edificio blanco. Nos hicimos una idea de lo que podía ser, así que fuimos directos. En efecto, nos topamos con la ermita de Nuestra Señora de Belvis. Este templo destaca por sus contrafuertes redondeados y por el hermoso paraje en el que está ubicado. El pueblo acude en romería a la ermita, en cuyos alrededores hay merenderos y barbacoas para el disfrute de los vecinos.
Montamos de nuevo en el auto para volver a la carretera y, esta vez sí, entrar en el núcleo urbano de San Lorenzo de la Parrilla. Nada más entrar en la primera rotonda, a mano derecha observamos la hermosa plaza de toros que posee la localidad. Dentro de la misma rotonda, el humilladero de la Cruz Cerrada. Se trata de una minúscula construcción de planta cuadrada con tejado a cuatro aguas y arcos laterales. En su interior alberga una cruz de tamaño considerable.
En la misma rotonda subimos una calle en cuesta para encontrarnos con la ermita de San Cristóbal, que también consta de unas dimensiones más bien reducidas. Tiene una pequeña espadaña en su lado izquierdo. Apenas habíamos entrado en el pueblo y ya llevábamos vistas dos ermitas. Nada mal.
Continuamos hasta girar por la calle Amargura y después seguir por la calle Labradores. Observamos que la vía se adoquinaba, por lo que aparcamos en la calle Ancha y el zascandileo prosiguió a pie. Tomamos la calle Iglesia hasta desembocar en la plaza Mayor. Ante nosotros encontramos el edificio religioso más importante que ver en San Lorenzo de la Parrilla, la iglesia parroquial de San Pedro Apóstol (s. XVI). A simple vista no luce demasiado debido a los edificios que se encuentran adosados a su fachada. Fue obra de Andrea Rodi, levantándose sobre los cimientos de un templo anterior. En el exterior destaca su torre, así como las dos portadas que posee. La del lado sur es de estilo renacentista, con arco abocinado sobre capiteles. En lado este, muy cerca, se encuentra la segunda, en este caso de estilo barroco. El interior de tres naves guarda un estupendo tesoro, el retablo del Altar Mayor, también de estilo barroco.
En la misma plaza Mayor, caminando unos pasos, hayamos el ayuntamiento de la localidad. El inmueble consta de dos plantas con porche y una bella balconada de madera. Aunque probablemente el edificio más llamativo de esta plaza sea el palacio de los Marqueses de Cañete (s. XVII). Merece la pena reseñar el arco, denominado El Puntio por los vecinos, que forma el cuerpo del edificio para dar paso a la calle Nueva y a la calle Dama, en la cual también se puede apreciar la fachada del palacio. En la actualidad alberga dependencias como la biblioteca o la escuela municipal.
Cuesta arriba subimos por la calle San Pedro hasta la hermosa plaza de San Francisco, buen lugar para sentarse a descansar en uno de sus bancos. Al no haber tiempo, nos quedamos con las ganas y continuamos hacia el norte por la calle Convento. Aquí nos encontramos ante la última de las manifestaciones arquitectónicas de tipo religioso que ver en San Lorenzo de la Parrilla. La iglesia de los Franciscanos es lo único que queda en pie del antiguo convento fundado en 1569. Fue diseñada también por Andrea Rodi, al igual que la iglesia de San Pedro Apóstol. Consta de una sola nave con planta de cruz latina. Se nota que el tiempo ha hecho mella en esta construcción. A su lado se encuentra el cementerio municipal.
Callejeamos para seguir con el zascandileo, pero pronto nos aferramos a la idea de encontrar un restaurante para comer. Ayudándonos del teléfono, observamos que había varios bares en la entrada del pueblo. Finalmente elegimos y acertamos de lleno. Lamentamos no acordarnos del nombre, solo recordamos que estaba en la avenida de la Huerta Abajo. Pedimos menú del día y salimos totalmente fortalecidos para continuar la jornada.
Nos quedaron más edificios religiosos por ver, como las ermitas del Calvario, de San Miguel y San Lorenzo. Razón de más para volver a disfrutar de la localidad. Tras ello nos escapamos al siguiente pueblo, pero nos fuimos con un sabor de boca muy agradable. San Lorenzo de la Parrilla es una villa con un patrimonio arquitectónico magnífico, el cual recomendamos encarecidamente. Una visita que merece mucho la pena.
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Falta la hermita de San Miguel y la hermita de la virgen del calvario
Hola, Alberto. Lo sentimos mucho, no conseguimos localizarlas. Apuntado queda para la próxima. ¡Muchas gracias! Un saludo.