Fuentes, tras la pista del dinosaurio
Habíamos pasado ya bastantes veces por este pueblo a través de la carretera de Teruel. Llegó el día en que decidimos parar y echar un vistazo a los encantos de Fuentes. No son pocos, pues este pueblo de la serranía Media es conocido, además de por sus múltiples construcciones de interés, por el yacimiento de «Lo Hueco», perteneciente al Cretácico Superior. Parada obligatoria en la conocida Ruta de los Dinosaurios de Cuenca. Muchas anécdotas en una visita un poco caótica, pero bastante exitosa.
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Cómo llegar a Fuentes
Aterrizamos en el pueblo por la N-420, una de las arterias principales que recorre la provincia. Circula entre las ciudades de Córdoba y Tarragona. A su paso por Cuenca, deja atrás municipios importantes como Mota del Cuervo, La Almarcha, San Lorenzo de la Parrilla, Villar de Olalla, Carboneras de Guadazaón o Cañete. La vía atraviesa directamente el núcleo urbano, dividiendo la localidad en dos mitades. Posee una población de 467 habitantes (INE 2022). En paralelo a la carretera, también cruza la villa el río Moscas. Pertenece a la comarca de Serranía Media-Campichuelo y Serranía Baja.
Qué ver en Fuentes
Soltamos el auto en la plaza de la Constitución. Lo primero que observamos fue el Centro Expositivo de Fuentes, relativo al yacimiento de «Lo Hueco». Ubicado en el edificio del antiguo ayuntamiento, posee dos salas con réplicas de los numerosos descubrimientos. También consta de una sala de audiovisuales. El yacimiento, perteneciente al Cretácico Superior, uno de los más importantes de Europa; fue hallado en las obras del AVE Madrid-Cuenca-Valencia. Una pena que lo encontrásemos cerrado. Al otro lado del coche, cruzando la calle, había una plazoleta con una fuente del año 2003. Primera de las muestras del patrimonio local.
A su lado la ermita de Nuestra Señora de Gracia. Antaño fue un hospital benéfico. Está construida en mampostería con sillares en las esquinas. Posee una esbelta torre cubierta con tejado a cuatro aguas. Es fácilmente visible, pues se encuentra ubicada junto a la N-420, al pie de la carretera. Decidimos cruzar la citada vía para llegar a la construcción civil más importantes de la villa.
Hablamos del puente Romano (s. XIII-XIV). Pasa por encima del río Moscas. Bueno, en realidad no había agua cuando estuvimos, pero teóricamente cruzan por él. Destacan sus poderosos sillares y los dos arcos de medio punto que lo forman. Toda una maravilla que ver en Fuentes. Tomamos la calle Iglesia para subir hasta el templo más importante del pueblo.
La iglesia parroquial de la Asunción (s. XIII) tiene origen románico, como se puede comprobar si nos fijamos en su espadaña, la cabecera o la nave central. Ha sufrido numerosas reformas, principalmente en los siglos XVI y XVII. Por fuera destaca su ábside semicircular con saetera, además de una ventana ricamente decorada que se hallan muy cerca en el presbiterio sur. No nos podemos olvidar de la imponente espadaña. En el interior merece la pena reseñar las pinturas modernas que lo decoran. El zascandileo prosiguió por las calles de Fuentes.
Tras volver a cruzar la carretera y subir por la calle San Roque, admiramos la plaza Mayor, con su fuente y el gran escudo adoquinado del suelo. Dando la vuelta por el pueblo hallamos carteles que indicaban la dirección del conocido Titanosaurio y del complejo lagunar del Río Moscas. Decidimos tomar el auto porque pensábamos que ambos destinos estarían a las afueras. Craso error. Tomamos un camino asfaltado en busca del dinosaurio y, cómo sería el disparate, que terminamos en la vecina localidad de Villar del Saz de Arcas. De locos. Por supuesto, aprovechamos para ver el pueblo, pero se contará en otra historia. Volviendo de la insólita excursión, pudimos apreciar el parque donde se halla la replica de «Epi», el conocido Titanosaurio.
El complejo lagunar del Río Moscas
Es realmente espectacular, un lugar imprescindible que ver en Fuentes si te dejas caer por su término. Junto a la escultura y el parque se encuentra el polideportivo municipal. Volvimos a tomar el auto para desplazarnos, esta vez de manera correcta, al complejo lagunar del Río Moscas. Tras algún kilómetro tortuoso por camino de tierra, desembocamos en la laguna Negra. Posee aguas sulfatadas y un diámetro de 100 metros, aproximadamente. Llega a secarse en época de escasez de lluvias. Su alto contenido en nitrógeno hace que el pastoreo y el abrevado del ganado estén prohibidos aquí. Un intenso croar nos acompañó en todo momento.
No quisimos asomarnos al resto de lagunas, sería tentar a la suerte, pues los caminos no estaban en su mejor estado. De esta forma, continuamos nuestra ruta hacia el pueblo de Cañada del Hoyo. Todo un acierto el haber decidido explorar esta maravillosa localidad. Muy completa, con multitud de monumentos y rincones de interés para admirar. Nos despedimos de «Epi», no tardaremos en volver a verle. Muy interesante todo el tema de los dinosaurios, pocas paradas nos quedan de la conocida ruta que se ofrece por Cuenca.
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