Munera, El Quijote en las Bodas de Camacho

La Molineta y las esculturas de Don Quijote y Sancho realizadas en hierro forjado

«Si vuestra merced, señor caballero, no lleva camino determinado, como no le suelen llevar los que buscan aventuras, vuesa merced se venga con nosotros: verá una de las mejores bodas y más ricas que hasta el día de hoy se habrán celebrado en la Mancha, ni en otras muchas leguas a la redonda». Esta cita aparece en el capítulo XIX de la segunda parte de la obra «El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha», de Miguel de Cervantes. Hace referencia a las Bodas de Camacho, cuya celebración se atribuye a la localidad que hoy nos atañe: Munera, la bella.

Cervantes y El Quijote en Munera

Esta aventura se desarrolla, durante los capítulos XIX, XX y XXI, en el paraje de Munera conocido como Los Casares. En las Bodas de Camacho se narra cómo el padre de «la bella» Quiteria ordena casar a su hija con Camacho «el rico». Mala suerte para Basilio «el pobre», enamorado de Quiteria y correspondido por ella. A pesar de su profunda tristeza prepara una treta y, el día de la boda, se presenta fingiendo posteriormente su muerte y solicitando casarse con «la bella» para que el cura, antes de su fallecimiento, acceda al casamiento. Cuando el clérigo concluye, Basilio revela que todo ha sido una farsa, ya que el estoque terminado en cuchilla que había utilizado para atravesarse, en realidad no lo había hecho y traspasó un cañón hueco de hierro lleno de sangre. Tras el consiguiente cirio que se montó, tuvo que mediar Don Quijote para convencer a Camacho y que diera por válido el matrimonio, a pesar del engaño.

Esta obra fue elaborada por Emilio Soriano y se encuentra en el paraje de Los Casares

Mural de las Bodas de Camacho

¿Cómo se puede saber que el pueblo del que habla Cervantes es Munera si no sale su nombre en el texto de la obra? Existen varios estudios que lo fundamentan. Por ejemplo, el rey Carlos III encargó a Tomás López, su cartógrafo oficial, y José Hermosilla, famoso arquitecto urbanizador del paseo del Prado, un mapa en el que se recogieran los viajes de El Quijote. Estas dos ilustres figuras, del todo imparciales, ya que ninguna era de La Mancha y alrededores, situaron en el sur de Munera el lugar donde se desarrollaron las Bodas de Camacho.

Otra prueba recae sobre el fraile Antonio Muñoz Cabrera, munereño de nacimiento y perteneciente a la Orden de los Trinitarios. Volviendo de Roma para que le ordenaran sacerdote su galera fue asaltada y le llevaron preso a Argel, donde conoció a Cervantes. Allí debieron intercambiar experiencias y le contó las Bodas de Camacho, que luego plasmaría en la obra. Otra fundamentación podría ser que la única localidad a la que se puede llegar en una jornada corta a caballo desde Villarrobledo (donde sucede la trama con el Caballero del Verde Gabán) es Munera. Más ejemplos están relacionados con la gaita zamorana y el nombre de Quiteria, típicos de la villa. Como se puede apreciar, el nexo entre Don Quijote de La Mancha, Caballero de la Triste Figura, y Munera es importante.

Qué ver en Munera

En este paraje de Los Casares, donde se celebraron las Bodas de Camacho, actualmente hay varios lugares de interés. Podemos empezar siguiendo el hilo cervantino que llevamos con el mural, obra del artista Emilio Solana, y el centro de interpretación al aire libre dedicado a las Bodas de Camacho. Este último es perfecto para ampliar conocimientos sobre este pasaje de nuestra obra más universal. En el paraje también se organizan anualmente las Jornadas de las Bodas de Camacho, recomendables al cien por cien. Muy cerca se halla el molino de la Bella Quiteria, levantado en 1975 y de titularidad privada. Acoge uno de los concursos literarios más prestigiosos de la provincia.

Diversos personajes aparecen en este mural, entre ellos un cerdo

Detalle de un puerco en este quijotesco mural

La ermita de Nuestra Señora de la Fuente

A pocos metros descansa la mayor parte del año la patrona de Munera, la Virgen de la Fuente. Lo hace en un edificio que cuenta con un patio precedido de un elegante arco de entrada al recinto. La ermita de Nuestra Señora de la Fuente (s. XVIII) es de estilo barroco y posee una sola nave con planta de cruz latina. Sus paredes blancas le dan un toque muy vistoso, que, sumado a la espadaña y la portada con arco de medio punto, redondean un templo de lo más recomendable.

Entrada a la ermita de Nuestra Señora de la Fuente, en Munera

Arco de entrada al recinto de la ermita de Nuestra Señora de la Fuente

En su interior destaca la bóveda del presbiterio, decorada con pinturas hermosas, y el altar mayor. En él reposa la imagen de la Virgen de la Fuente la mayor parte del año, excepto del 8 al 25 de septiembre, que se traslada a la iglesia de San Sebastián. Se le profesa una devoción muy intensa de la cual se tienen registros ya en el siglo XVI.

El castillo de Munera y un poco de historia

En este paraje de Los Casares, donde están todas estas construcciones reseñables, se puede apreciar a lo lejos otro símbolo de Munera. Se ubica en el cerro del Castillo y bueno, pocas pistas podemos dar más. Se trata de una fortaleza medieval, aunque en origen el primer asentamiento que hubo en esta zona, perteneciente a la Cultura de las Motillas, fue en la Edad de Bronce. El castillo fue en origen una atalaya (llamada «Munayira», ¿casualidad?) y tras la Reconquista, según la tradición, fue entregado por parte de Alfonso VIII a su hija Doña Berenguela. Tiempo después consagraría la iglesia del castillo a Santa Quiteria, nombre que nos suena del engaño de las Bodas de Camacho, ¿verdad?

Fortaleza habitada desde la Edad de Bronce en la que se han hecho varias excavaciones

El castillo de Munera

Desde 1213 Munera estaba incorporada en el alfoz de Alcaraz, pero en 1440 pasa a formar parte del marquesado de Villena gracias a un privilegio otorgado por Juan II a don Juan Pacheco, primer marqués de Villena. Las confrontaciones entre ambos territorios serán frecuentes, recrudeciéndose durante la Guerra de Sucesión Castellana, ya que desde el feudo de Alcaraz eran partidarios de Isabel, hermana del fallecido Enrique IV, y desde el marquesado de Villena apoyaron el derecho al trono de Juana la Beltraneja, hija del rey difunto. Con la vistoria de Isabel la Católica, el marquesado de Villena cae en desgracia, sufriendo el castillo un abandono progresivo. Este hecho, junto con las inundaciones de los ríos Ojuelo, Quintanar y Córcoles, provoca el traslado a la actual localización del núcleo urbano.

Este puente se encuentra a las afueras de la villa de Munera

Espectacular puente en Munera

El castillo de Munera, declarado Bien de Interés Cultural, ha sufrido varias campañas de excavación. Tras ellas han quedado visibles la torre del homenaje, la muralla barbacana, el paseo de Ronda e incluso morteros de la Edad de Bronce. Algunos metros al norte se ubica otra construcción de dimensiones impresionantes conocida como el edificio de Los Casares.

El paseo de los Riscos y su mirador

Muy cerca de esta zona del castillo se divisa un pinar a los pies de la población. Por aquí circula una senda en la que caminar se convierte en una experiencia de lo más agradable. Se trata del paseo de los Riscos. Bordea el sur del núcleo urbano y conecta esta parte próxima a la fortaleza con la fuente Nueva. Pudimos observar algunas ardillas que nos acompañaron durante un tramo del paseo, hasta que subimos hacia el pueblo.

A través de unas escaleras y callejeando un poco se aterriza fácil en la plaza del Mirador, donde asoma el, valga la redundancia, mirador de los Riscos. Las vistas son magníficas a los campos de cultivo y los molinos de viento, los de la energía eólica, no los de El Quijote. Nos sentamos a reposar en uno de sus bancos porque llevábamos un buen pateo encima. Tras ponernos en marcha de nuevo nos sorprendió encontrar en esta zona un buen número de casas a medio construir y con las fachadas sin rematar.

Debajo junto a los pinos circula el paseo de los Riscos, muy recomendable en Munera

Vistas desde el mirador de los Riscos

Entre plazas se encuentra la iglesia de San Sebastián

En el templo conviven dos estilos arquitectónicos: gótico tardío y renacentista. Su construcción se llevó a cabo en tres fases. En la primera (s. XV) se levantó la nave principal siguiendo el gótico, es decir, arcos ojivales, contrafuertes, mampostería, etc. La segunda fase (comienzos del s. XVI) tuvo como objetivo construir la gran torre de tres cuerpos. En la tercera (finales s. XVI) se amplió la nave con el crucero, siguiendo los cánones renacentistas y configurando una planta de cruz latina. En el interior destaca su retablo mayor, inaugurado en 2004 o la capilla de D. Bartolomé Rodríguez Soria, párroco que fue canonizado en 2007  y se encuentra enterrado a los pies del altar.

La iglesia de Munera posee dos estilos arquitectónicos: el gótico tardío y el renacentista

Iglesia parroquial de San Sebastián

La iglesia parroquial de San Sebastián se ubica entre las plazas del Beato Bartolomé (seguimos con las Bodas de Camacho) y la plaza de la Constitución, centro neurálgico de Munera. En esta última se encuentra el ayuntamiento de Munera y también un cartel que nos indica que la villa es parada de la Ruta del Quijote. El tramo que cruza la localidad, en concreto, es el sexto: «De La Roda al Campo de Montiel». Se trata de una ruta muy recomendable para visitar pueblos manchegos.

¿Una plaza de toros cuadrada?

Sí, pero solo por fuera. Munera es un pueblo de gran tradición taurina. De hecho, su plaza tiene más de cien años. Fue construida en 1913 y es célebre, como hemos mencionado, por su planta cuadrada y por los contrafuertes de sus paredes encaladas. Consta de 3000 localidades y por ella han pasado grandes figuras del toreo como José María Manzanares, «El Juli», Luis Francisco Esplá o «El Fandi».

La forma de este coso taurino es muy singular y sus paredes encaladas le dan mucho encanto

La plaza de toros de planta cuadrada

En la misma calle pocos metros más arriba está el parque municipal, muy bonito y de dimensiones considerables. En dirección opuesta tenemos el mural de la «Vacá», también obra de Emilio Solana, al igual que el citado anteriormente dedicado a las Bodas de Camacho. Este representa cómo llegaban las reses bravas en los primeros festejos que se organizaron en la plaza de toros. Todo un homenaje a la trashumancia.

La Molineta y los agricultores

Al norte del núcleo urbano existe una gran rotonda donde es posible apreciar un conjunto escultórico homenaje a los agricultores. Representa una yunta con un hombre arando y fue realizado en cemento proyectado sobre un armazón metálico. A los pies del monumento se puede leer un fragmento del poema de Miguel Hernández, «El niño yuntero». Fue inaugurado en 2001.

Escultura de gran belleza obra del artista Emilio Soriano

Monumento «Homenaje a los Agricultores»

Al otro lado de la acera descansa La Molineta (1861), el único de los dos molinos de viento de Munera que es visitable. A día de hoy alberga un museo foto-etnográfico en el que se puede aprender de la historia y cultura munereña. A su lado, custodiando La Molineta, podemos apreciar dos esculturas de Don Quijote de La Mancha y Sancho Panza realizadas en hierro fundido. También son obra de Emilio Solana. Sin duda, un lugar que no se puede obviar en la visita al pueblo.

La Morra del Quintanar, un imprescindible que ver en Munera

Durante la Edad de Bronce se desarrolló en el este de la provincia de Albacete la conocida como Cultura de las Motillas o de las Morras. Eran pequeños asentamientos cercanos a ríos y amurallados que, por regla general, poseían una torre con varios metros de altura. En Munera existen varios ejemplos, siendo el más importante la Morra del Quintanar. Varios objetos procedentes de este yacimiento se encuentran expuestos en el museo Arqueológico de Albacete.

No vamos a engañar a nadie. No supimos encontrarla o, al menos, corroborar que los restos que estaban ante nosotros eran de este lugar. Tampoco encontramos la ermita de San Telmo (s. XIX), aunque está excavada en la roca y es la más pequeña de España, según dicen, así que por este lado tenemos excusa.

El Vao es donde se unen los ríos de Munera para fluir en el Córcoles

Paraje de Los Casares, en Munera

En definitiva, Munera es una población con un patrimonio arquitectónico y una cultura que te dejará impresionado. Espíritu quijotesco y generosidad. Bonitas señas de identidad. La visita resulta obligada si te pilla de paso. Y si no, también. Te dejamos por aquí algunos momentos recomendables en el año para ir.

Fiestas de Munera

Además de clásicos que se celebran por toda España, como la Semana Santa, Los Mayos, San Isidro o los Carnavales, Munera tiene varias festividades que mencionamos a continuación:

  • «La Encantá» (Junio): Se celebra el sábado más cercano a la noche de San Juan. La fiesta deriva de la «Leyenda de la Mora Encantada», la cual dicen que se aparece en esta noche en la torre del homenaje del Castillo. Se realiza una representación teatral y también hay conciertos.
  • Fiestas de la Juventud (Julio): Llevan celebrándose desde el año 1966. Conciertos, yincanas, ferias de artesanía e incluso algún año suelta de vaquillas. También se realiza la Gala de la Elección, donde se escoge a la Reina de las Fiestas y a las cuatro damas.
  • «El Emigrante» (Agosto): Dedicada el 15 de agosto a las personas que tuvieron que emigrar de Munera y vuelven para el verano. Se celebra misa, procesión y una merienda.
  • Feria de Munera (Septiembre): Del 20 al 25 de septiembre. Se celebra en honor a la Virgen de la Fuente, patrona de la villa. Hay actos muy importantes en estas fiestas, como pueden ser el «Voto a la Villa» o el «Pórtico Literario». También los clásicos festejos taurinos, concursos, conciertos, fuegos artificiales, etc.
Se ubica en una ermita que se encuentra a las afueras del pueblo

La Virgen de la Fuente, patrona de Munera

Cómo llegar a Munera

La vía más importante que transcurre por Munera es la N-430. Circula desde Badajoz hasta Valencia. Pasa por la provincia de Ciudad Real, dejando atrás municipios como Luciana, Puebla de Don Rodrigo, Daimiel, Manzanares o Alhambra. Ya en Albacete se adentra en localidades como Ossa de Montiel, Chinchilla de Montearagón o Almansa. Es también una vía ideal si quieres visitar el parque natural de las Lagunas de Ruidera, pues lo cruza a la altura de la laguna del Rey.

Otras carreteras que llegan al núcleo urbano son la CM-3106, la CM-3119 y la CM-3133, que conducen a pueblos cercanos como El Bonillo, Villarrobledo o La Roda. Munera posee una población de 3409 habitantes (INE 2023) y pertenece a la comarca de Sierra de Alcaraz y Campo de Montiel.

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