Atienza, el pueblo de La Caballada
Es opinable, como todo en la vida, pero el volumen de pueblos espectaculares que ofrece la provincia de Guadalajara nos parece insuperable. Hoy vamos a escribir sobre una villa medieval que ayuda a reforzar semejante opinión. Está coronada por un castillo de cuento, alberga la famosa Caballada, Fiesta de Interés Turístico Nacional, posee una oferta museística de lo más completa y original, el románico de sus edificios es fantástico, su gastronomía resulta deliciosa… En efecto, es Atienza, una localidad que perdura en la memoria del visitante por siempre. Qué ganas teníamos. Por fin llegó el día.
Contenidos del post
- 1 Cómo llegar a Atienza
- 2 Qué ver en Atienza
- 2.1 Nos topamos con la muralla
- 2.2 Cuna del comunero Juan Bravo
- 2.3 La Caballada de Atienza, Fiesta de Interés Turístico Nacional
- 2.4 Iglesias que se convirtieron en museos
- 2.5 El castillo en la roca
- 2.6 La vecina que siempre aparece en todas las fotos
- 2.7 Comilona y nos vamos de ermitas
- 2.8 Uno de «Los Pueblos más Bonitos de España»
Cómo llegar a Atienza
La carretera principal que circula por Atienza es la CM-110, que atraviesa el norte de Guadalajara desde Alcolea del Pinar hasta adentrarse en la provincia de Segovia, cerca del Hayedo de Tejera Negra. Pasa cerca de pueblos como Sigüenza, Imon, Somolinos o Campisábalos. Otras vías, a través de las cuales se puede aterrizar en la villa, son la CM-1001, la GU-134 y la GU-154. Conducen a localidades cercanas como Hiendelaencina, Madrigal o Bochones. Posee una población de 434 habitantes (INE 2023), los cuales se enmarcan en la comarca de la Serranía de Guadalajara.
Qué ver en Atienza
Se trata de una villa con multitud de templos, hecho que pudimos comprobar cuando, al llegar, decidimos echar gasolina en nuestro bólido. Muy cerca de la gasolinera se cobijaba la ermita del Santo o del Humilladero (s. XVI), de estilo románico. Consta de planta cuadrada y un porche de entrada. Frente a ella se ubica un parque con merendero. Coqueto espacio para comenzar el zascandileo.
Nos topamos con la muralla
Una vez repostados, nos adentramos en el núcleo urbano. Estacionamos cerca de donde luego repondríamos fuerzas tras un buen pateo. Pronto empezamos a comprobar la belleza de Atienza, ya que, tras dejar atrás la calle Real, nos asomamos a la plaza Mecenas. Apareció ante nosotros el primero tramo de muralla de los múltiples que veríamos en la excursión. Esta villa medieval consta de diversas manifestaciones de arquitectura defensiva o militar. Un buen ejemplo son los dos cercos de muralla existentes. Este primero fue construido en el siglo XII, aunque dos centurias después se derruyó buena parte y tuvo que reconstruirse. Es el más cercano al castillo y atraviesa la localidad, como pudimos comprobar en ese momento. Cruzamos la muralla por el arco de la Virgen, en cuyo lado contrario, como su propio nombre indica, custodia una pequeña imagen.
Dirección norte desembocamos en la plaza del Trigo, oficialmente denominada, plaza de Don Bruno Pascual Ruilópez. Sin rodeos, una de las plazas más bonitas que hemos visto desde que zascandileamos hace más de seis años. Sus casas entramadas, los soportales y las fachadas componen un espacio ideal. Destaca la antigua casa del Cabildo, pero la guinda la pone la iglesia de San Juan Bautista (s. XVI). De estilo renacentista, fue levantada sobre los restos de un antiguo templo románico. Merece la pena reseñar su portada con arco de medio punto, flanqueada por columnas de orden dórico. En su interior se albergan dos tesoros, el órgano barroco (s. XVII) y su retablo mayor, adornado con obras de Alonso del Arco.
Cuna del comunero Juan Bravo
Conecta con el otro centro neurálgico de la localidad, la plaza de España, a través del arco de Arrebatacapas o arco de San Juan. Monumental donde los haya. Es apuntado, de estilo gótico, y se denomina así porque cuando soplaba el viento de cara hacía que las capas de los cofrades de La Caballada se fueran volando. Una vez cruzado llegamos a la mencionada plaza. Tiene una morfología bastante curiosa, ya que es triangular y se encuentra en cuesta. Cobija varios inmuebles de interés, como el ayuntamiento de Atienza (s. XVII) o la casa donde nació el comunero Juan Bravo. Este personaje histórico fue protagonista de la Guerra de las Comunidades de Castilla (s. XVI), junto con Juan de Padilla y Francisco Maldonado. Este levantamiento ocasiono grandes problemas a Carlos I durante los primeros años de su reinado.
El ambiente de este espacio es sensacional. Para mimetizarnos con él, nos sentamos en uno de sus bares para tomar un refrigerio y zamparnos una ración de torreznos. Uno de los dos zascandiles aprovechó que la oficina de turismo se encontraba muy cerca para ir a preguntar un par de dudas. Se encuentra ubicada en la posada del Cordón, antigua casa señorial del siglo XV, que también alberga el centro de interpretación de la Cultura Tradicional de la Provincia de Guadalajara. Su portada de acceso, con el famoso «cordón» esculpido en la pared, es toda una obra de arte.
La Caballada de Atienza, Fiesta de Interés Turístico Nacional
Tras volver al bar desde la posada del Cordón, observamos a varias personas con un atuendo muy particular, llevaban chaquetillas, capas y sombreros. Nos imaginamos a qué se debía, pero aun así decidimos preguntar. En efecto, un buen número de cofrades de disponía a ir a misa el Domingo de Trinidad, por lo tanto, La Caballada de Atienza había sido el fin de semana anterior. Esta Fiesta de Interés Turístico Nacional es el mayor acontecimiento del año en la villa y se celebra el domingo de Pentecostés. ¿Qué se conmemora? Sencillo, cómo la villa medieval de Atienza ayudó a Alfonso VIII a mantener la corona en 1162.
Por entonces el rey era solo un niño. Debido a ello, Fernando II de León, su tío, quería hacerse con el trono excusándose en la minoría de edad de Alfonso VIII de Castilla. Dos familias estuvieron muy implicadas en la contienda: los Lara (partidarios de Alfonso) y los Castro (partidarios de Fernando). Los primeros llevaron al rey a Atienza para defenderle tras sus murallas. Las tropas favorables a la causa leonesa asediaron la villa durante un tiempo hasta que, el domingo de Pentecostés, la cofradía de arrieros de Atienza solicitó permiso para cruzar el asedio y realizar una romería a la ermita de la Virgen de la Estrella. En realidad se trataba de una simulación para que, aprovechando la distracción, los caballos más veloces saliesen con el rey dirección Ávila para ponerle a salvo. Objetivo cumplido, gracias al cual se conservó la corona de Castilla sin intromisión leonesa.
Los herederos de la cofradía de arrieros mencionada, actual cofradía de la Santísima Trinidad, conmemoran este acto histórico desde hace siglos con multitud de actividades que incluyen concurso de fotografía, jornadas gastronómicas, eventos infantiles, actuaciones musicales, actos religiosos o carreras de caballos, entre otros ejemplos. Una de las fiestas más emblemáticas de Castilla-La Mancha, a la que recomendamos ir encarecidamente.
Iglesias que se convirtieron en museos
Hacia el norte de la localidad, donde desemboca la calle Santo Cristo, aterrizamos en la iglesia-museo de San Bartolomé (s. XIII). El patio que bordea el edificio posee una vegetación muy vistosa, a juego con la impresionante galería porticada con arcos de medio punto que se puede ver junto a la portada. Este es uno de los diversos elementos que mantiene de su románico original. Tuvo dos remodelaciones significativas en los siglos XVI y XVIII. Actualmente alberga diferentes tesoros como la capilla del Santo Cristo de Atienza, patrón del pueblo, un descendimiento gótico de gran devoción o una colección de piezas de paleontología donada por D. Rafael Criado Puigdollers. Fue el segundo museo en inaugurarse en la localidad.
Deshicimos el camino para volver a la plaza del Trigo y tomar la calle Cervantes, que nos condujo hasta la iglesia-museo de la Santísima Trinidad, junto a la plaza de toros de Atienza. Este también fue en origen un templo románico del siglo XIII, aunque en este caso solo conserva de aquella etapa su ábside semicircular. El espacio museístico es ocupado por una colección estupenda de arte sacro, como el de San Bartolomé, de la cual merece la pena reseñar la capilla de la Inmaculada Concepción, el Retablo Mayor o el Cristo del Perdón, de Luis Salvador Carmona. Además, una parte del edificio está dedicada a La Caballada, a través de la cual se pueden ampliar conocimientos sobre esta fiesta histórica, gracias a todo tipo de información y documentación relacionada con la cofradía. Este fue el tercer museo que se abrió en Atienza.
El primero fue el museo de San Gil, en 1986. Al igual que los dos edificios anteriores, su estilo primitivo fue el románico, del cual solo queda el ábside. El resto del conjunto se levantó en el siglo XVI. El museo ofrece una exposición de orfebrería y arqueología, donde se pueden contemplar piezas de la prehistoria. Como en el museo de la Santísima Trinidad y el de San Bartolomé, también consta de una colección de arte sacro de mucho valor, con cuadros, tallas y retablos que merece la pena contemplar.
Horario y precios
Apertura: Sábados, domingos y festivos de 16:00 a 19:00. De lunes a viernes concertar cita con el párroco D. Agustín.
Entradas: 2 € individual, 4 € conjunta para los tres museos.
Teléfonos: 949399041 – 949399008 – 949399014 – 616307297.
El castillo en la roca
Como si vivieses un capítulo de «Juego de Tronos», a medida que vas subiendo la cuesta que conduce al castillo de Atienza vas retrocediendo años en la historia. Te imaginas con armadura y escudo dirigiéndote hacia esa torre vigía enclavada en la roca. Más espectacular imposible, por algo está declarado Bien de Interés Cultural. Tampoco queda mucho más en pie. Antaño tuvo dos partes diferenciadas. A la más alta se llega por un camino de tierra que conduce hasta unas escaleras. Estas suben hacia los restos de una puerta con dos torres, la cual da acceso a un patio con dos aljibes. En el patio se encuentra la torre vigía, donde se pueden subir sus dos pisos de escaleras hasta la terraza superior. Las vistas de la villa de Atienza que se aprecian son de cine.
La otra parte del castillo, donde se ubicaban otras instalaciones, apenas es visible y solo quedan restos de muralla. También hay una espada clavada en el suelo donde hacerte la típica foto de turista y de verdad creerte que estás en «Juego de Tronos». La comparación con esta serie no es casual, pues la espada realmente se puso en este lugar para promocionar la última temporada de la famosa serie. Además, se incluyó también un trono de hierro, para el que hicieron cola cientos de personas durante días para fotografiarse posando en él. Desgraciadamente, el trono no se conservó, pero tuvieron el detalle de mantener la espada.
Muchos pueblos y civilizaciones han pasado por esta fortaleza debido a su estratégica posición. Se asentaron los celtíberos y también los árabes, que levantaron una alcazaba importante. Posteriormente los cristianos lo volvieron a reconstruir, pasando desde entonces por muchas manos y acogiendo a buena cantidad de personajes históricos como Alfonso III de Asturias, Almanzor, Alfonso I de Aragón, Alfonso VIII de Castilla, Enrique III de Castilla o el condestable de Castilla, Álvaro de Luna. Incluso fue mencionada en «El Cantar del Mío Cid». Cuando la fortaleza perdió su valor estratégico se utilizó como prisión. El aspecto que tiene hoy en día se debe, además de al paso del tiempo, al saqueo producido por las tropas francesas en la Guerra de la Independencia. Sin duda, el monumento más importante que ver en Atienza.
La vecina que siempre aparece en todas las fotos
Cuando estás a los pies del cerro donde se asienta el castillo, la tentación de hacer una fotografía es imposible de evitar. Sacas tu móvil o cámara y al enfocar, inesperadamente, aparece una torre en la parte izquierda del plano. Lo curioso es que no la evitas, la incluyes porque aporta aún más belleza a la instantánea. Se trata de la iglesia de Santa María del Rey (s. XII), de estilo románico, como se puede comprobar en el ábside y sus dos portadas. Especialmente relevante es la sur, visible de cerca solo si entras en el cementerio. Consta de siete arcos de medio punto con distintas imágenes esculpidas en ellos. Una maravilla. Ha sufrido diversas restauraciones en los siglos XIII, XVII y XXI. Solamente se puede visitar su interior una vez al año, el 15 de agosto, coincidiendo con la misa que tiene lugar.
Un poco más abajo de este templo, en la parte occidental de Atienza, concretamente en el arrabal de Puerta Caballos, se ubica la iglesia de San Salvador (s. XVI), de estilo renacentista. Fue románica en origen, pero se derruyó en el siglo XV. Actualmente es de propiedad privada y no se puede visitar. Desde fuera destaca su poderosa torre.
Comilona y nos vamos de ermitas
Volvimos donde habíamos estacionado al comenzar nuestro zascandileo. Tocaba reponer energías en el restaurante Alfonso VIII. Hablaremos de él más detalladamente en otro post, por aquí dejaremos reflejado que la comida y el trato fueron de diez. Muy recomendable. Tras ello nos montamos en el auto de nuevo para ir en busca de su ermita más famosa, pero antes pasamos por uno de los monumentos indispensables que ver en Atienza. Nos referimos al ábside del convento de San Francisco. El edificio se levantó en el siglo XIII, pero la reina Catalina de Lancáster impulsó una profunda reforma en el siglo XIV con el estilo gótico inglés como protagonista indiscutible. Era esposa de Enrique III de Castilla y ambos, antes de poseer la corona, fueron señores de Atienza. Al igual que sucedió con el castillo, el convento de San Francisco resultó muy dañado durante la Guerra de la Independencia.
Dirección Madrigal continuamos por la carretera tres kilómetros, aproximadamente, para llegar a nuestro destino: la ermita de Nuestra Señora de la Estrella, núcleo de las celebraciones de La Caballada de Atienza. La Virgen de la Estrella es la patrona de la cofradía de la Santísima Trinidad, heredera de los arrieros que ayudaron a Alfonso VIII a escapar de Atienza y mantener su reinado, como hemos comentado antes. Un emplazamiento de lo más agradable para una fiesta de lo más especial.
Tras ello pusimos de nuevo rumbo al núcleo urbano para bordearlo e ir a otra ermita de interés en la localidad. Antes de llegar, pasamos por debajo del museo de San Bartolomé, anteriormente citado. En esta parte del trayecto se puede apreciar el segundo cerco de muralla sobre el que hemos hablado al comienzo del post. Atravesando este lienzo de muralla se puede apreciar la fuente romana de Atienza (s. II). Continuamos por el camino asfaltado medio kilómetro para aterrizar en la ermita de Nuestra Señora del Val (s. XII).
El románico antecino de nuevo apareciendo ante nosotros, aunque cierto es que solo conserva su portada con respecto al templo primigenio. Eso sí, merece mucho la pena que se haya conservado porque es una joya. Presenta tres arquivoltas semicirculares que apoyan sobre capiteles adosados y jambas. En la arquivolta del centro se pueden apreciar tallas de figuras en posturas inverosímiles, como si fueran imágenes de diez contorsionistas vestidos con ropa medieval. En la parte superior de la fachada se observa un grupo escultórico, del cual se tiene la teoría de que representa la huida de la Virgen a Egipto.
Uno de «Los Pueblos más Bonitos de España»
Aquí terminó el zascandileo por una localidad sobresaliente. De hecho, está incluida en la red de «Los Pueblos más Bonitos de España», lo cual no es baladí, ya que apenas hay cien poblaciones en el país que tengan este sello. Por poner un ejemplo, en Guadalajara solo lo tienen también Hita, Valverde de los Arroyos y Pastrana. En el resto de Castilla-La Mancha únicamente lo poseen Alcalá del Júcar, en Albacete, además de Almagro y Villanueva de los Infantes, en Ciudad Real.
Una vez puesto el contexto, las ganas de viajar han tenido que aparecer. Ya lo sabes, toca desplazarse a la Serranía de Guadalajara para deleitarse con los numerosos monumentos que ver en Atienza. O directamente acudir el domingo de Pentecostés para vivir La Caballada. No te arrepentirás.
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