Pastrana, hogar de la Princesa de Éboli
Hoy toca zascandilear por el sur de Guadalajara. En la comarca de la Alcarria se encuentra una de las localidades más importantes de la provincia. Su historia, fielmente reflejada en un espectacular patrimonio arquitectónico, es digna de elogio, como bien demuestra el paso de conocidos personajes como la Princesa de Éboli. Bienvenidos a la Villa Ducal de Pastrana. Hay mucho que contar y muy bueno. ¿Nos acompañas?
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Cómo llegar a Pastrana
La carretera más importante que transcurre por la villa de Pastrana es la CM-200. Esta vía nace en el municipio conquense de Villamayor de Santiago. Se dirige al norte, pasando por pueblos como Horcajo de Santiago, Tarancón o Barajas de Melo, hasta que cruza a la provincia de Guadalajara. Allí deja atrás otras localidades como Albalate de Zorita, Almonacid de Zorita, la propia Pastrana y Fuentelencina. Finalmente desemboca en la N-320, cerca del embalse de Entrepeñas y de municipios como Peñalver. Otras carreteras que circulan por su término municipal son la CM-2003, la CM-2006 y la CM-2007. Comunican la Villa Ducal con pueblos cercanos como Moratilla de los Meleros, Valdeconcha, Hueva y Escopete. Posee una población de 850 habitantes (INE 2022). Pertenece a la comarca de la Alcarria.
Qué ver en Pastrana
Llegamos al pueblo desde Escopete. Antes de entrar, nos topamos con una pequeña ermita, cuya advocación desconocemos. Encima había un merendero con olivos, resultando un espacio bastante acogedor. Entrando ya al pueblo por su parte más alta, estacionamos un segundo el auto para bajarnos y tomar algunas fotografías, ya que la panorámica era excelente. Finalmente proseguimos adentrándonos en el núcleo urbano.
La siguiente parada fue en la plaza del Deán. Aquí encontramos la casa del Deán (s. XVII), residencia del antiguo eclesiástico que dirigía la colegiata de Pastrana. A día de hoy es el Centro Comarcal de Salud. Justo al lado hallamos el oratorio de Santa Ana, que cumplía funciones de capilla privada del deán. Actualmente es un centro cultural. En el otro extremo de la plaza encontramos el convento de San Francisco, que en nuestros días también ha cambiado de uso. Es un restaurante.
Leandro Fernández de Moratín tuvo casa en Pastrana
Bajamos por la carretera y a mano derecha nos topamos con la muralla y arco de San Francisco. Allá por el siglo XIV se comienza a levantar la muralla, de la cual hoy apenas quedan pocos restos, como el que vimos en esta parte. Proseguimos por la carretera bajando hasta la plaza del Moco. Curioso nombre. Más abajo llegamos a la casa de Moratín, ubicada en la plaza homónima. En esta vivienda residió el célebre literato Leandro Fernández de Moratín, autor de la obra teatral «El sí de las niñas», estrenada en 1806.
Nos encontrábamos en el Albaicín, barrio formado por los moriscos en el siglo XVI. Aquí se localiza la plaza de toros de Pastrana. Decidimos girar por la calle Princesa de Éboli. En pocos metros nos topamos con el palacio Viejo. Fue residencia de Doña Ana de la Cerda. Hoy en día está dividido en dos viviendas. Posee tres alturas y planta rectangular. Destaca su portada de estilo gótico tardío.
Historia de Pastrana
Un breve apunte histórico. Pastrana se encontraba bajo dominio de la Orden de Calatrava. Tras conseguir el rey Carlos I las bulas necesarias para vender bienes de las órdenes militares, hace lo propio con la villa de Pastrana en 1541. La vende a Doña Ana de la Cerda, viuda de Don Diego Hurtado de Mendoza, poeta y diplomático de la época. Será la primera señora de Pastrana. A su muerte el señorío pasa a manos de sus hijos que, en 1569, la venden a los príncipes de Éboli: Ruy Gómez Silva, consejero y amigo de Felipe II, y Doña Ana de Mendoza y de la Cerda. El propio Felipe II les concede el título de duques de Pastrana. Tras la muerte de Ruy Gómez Silva, la Princesa de Éboli se convierte en un controvertido personaje que mantiene, hasta su muerte, grandes tiranteces con el rey. Tras ingresar en el convento de San José, vuelve a Madrid, dando que hablar en la corte por su ajetreada vida personal. Es encerrada en Pinto, Santorcaz y finalmente regresa a Pastrana, donde muere en 1592.
La calle Princesa de Éboli desemboca en el centro neurálgico del pueblo. Nos referimos a la plaza de la Hora. Hogar del célebre palacio Ducal de Pastrana (s. XVI). Como hemos comentado antes, la villa fue comprada por Doña Ana de la Cerda. Es ella la que ordena el comienzo del palacio Ducal, proyectado por Alonso de Covarrubias. Aquí estuvo retenida, por orden de Felipe II, la Princesa de Éboli desde su regreso en 1581 hasta su muerte. Cada día podía asomarse una hora al balcón de su torre, de ahí el nombre de la plaza. Actualmente el edificio es sede del Observatorio de la Sostenibilidad de España.
La fuente de los Cuatro Caños es la más bonita de la comarca
Destaca también el rollo de justicia ubicado en el centro de la plaza. Tomamos la calle Mayor hasta la calle Santa Teresa la Castellana. Aterrizamos en la preciosa fuente de los Cuatro Caños, localizada en la plaza homónima y uno de los sitios que ver en Pastrana. Se construyó a finales del siglo XVI, aunque diversos indicios hacen referencia a una fuente primigenia con pilón rectangular. Ha sufrido numerosas reformas a lo largo de los años, la última en 2002. Ascendimos por la cercana calle La Palma, para observar algunas manifestaciones del patrimonio civil de Pastrana como la casa de la Inquisición o la casa del Caballero Calatravo (s. XVII). En esta calle también se tiene creencia de que un antiguo caserón fue en su día sinagoga, debido a los detalles de su portada, donde se puede distinguir la estrella de David.
Al final de la calle se sitúa el palacio de los Burgos. Por la calle Adolfo Martín Gamero salimos a contemplar el colegio de San Buenaventura (s. XVII). Se edificó como residencia y colegio para los niños que interpretaban cánticos en las ceremonias de la colegiata. La construcción posee planta rectangular, destacando su fachada con balconada y escudo de su fundador, Don Fray Pedro González de Mendoza.
Tapices que son tesoros en el Museo Parroquial de Pastrana
Volvimos a la calle Mayor hasta desembocar en la plaza del Ayuntamiento. Alberga la casa del Concejo, actual ayuntamiento de Pastrana, y el templo más importante de la Villa Ducal, es decir, la iglesia colegiata de Nuestra Señora de la Asunción. Desde 1569 posee la categoría de colegiata. Originalmente se construyó en el siglo XIV como iglesia parroquial de la Villa Calatrava. Posteriormente se hicieron ampliaciones en los siglos XV y XVII, esta última promovida por el citado Don Fray Pedro González de Mendoza, hijo de los también mencionados anteriormente Príncipes de Éboli y Duques de Pastrana. En su interior, además de numerosas y bellas capillas, el coro o el Altar Mayor, podemos hallar el Museo Parroquial. Consta de grandes maravillas, de entre las que destaca su colección de tapices.
Dejamos atrás la casa de los Canónigos para enfilar hacia el barrio de la plaza de Abajo. Encontramos una curiosa fuente con un ancla. Seguimos por la calle de las Monjas hasta el convento de San José. En efecto, ese en el que antes hemos dicho que estuvo la Princesa de Éboli. Este convento fue creado por Santa Teresa de Jesús, la cual fue llamada por los Príncipes de Éboli en 1569 para fundar un convento de Carmelitas Descalzas. Se realiza este de San José para mujeres y el de San Pedro, actualmente del Carmen, para hombres. Tras numerosos problemas con la duquesa de Pastrana, Santa Teresa de Jesús se cansó y ordeno irse a todas sus fieles, siendo ocupado posteriormente el convento por monjas franciscanas concepcionistas. Destaca su iglesia del siglo XVII. Sin duda, uno de los imprescindibles que ver en Pastrana.
El convento del Carmen alberga franciscanos y cultura
Por desgracia, ya era de noche y no nos dio tiempo a visitar el convento del Carmen. Fue ocupado por carmelitas hasta la desamortización de Mendizábal. Residió entre sus paredes San Juan de la Cruz, que fue maestro de novicios. Actualmente está ocupado también por la orden franciscana. Alberga el museo de Historia Natural y el museo Teresiano. Subimos de nuevo las cuestas del pueblo hasta la plaza del Deán para coger el auto y abandonar Pastrana.
La Villa Ducal es un auténtico lujo. El trazado medieval de sus calles es para perderse y maravillarse con sus constantes detalles. Es una excursión que recomendamos a todo el mundo. Se encuentra bien ubicada, cerca de los límites con las provincias de Madrid y Cuenca, por lo que no hay excusa para no ir. El patrimonio religioso y civil que posee es digno de su glorioso pasado. Sin duda, Pastrana es una de las joyas de la Alcarria y de toda Guadalajara.
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Gracias
De los pueblos mas bonitos de España, ideal para pasar unos dias y conocer tambien toda La Alcarria.
Totalmente de acuerdo, Mónica. ¡Un saludo!