Mondéjar, cuna del Renacimiento
Seas quien fueres y vengas de donde vinieres, sé bienvenido a Mondéjar. Esta localidad monumental, ubicada entre los valles del Tajo y el Tajuña, quizás no esté todo lo reconocida que debiera. Son palabras mayores. Su impresionante conjunto arquitectónico está relacionado con una familia que adquirió en propiedad la villa allá por el siglo XV: los Mendoza. Su marquesado trajo consigo nuevas líneas de pensamiento y corrientes artísticas que se plasmaron en un patrimonio de los más interesantes en la Alcarria. Prepárate porque Mondéjar no deja indiferente a nadie.
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Historia de Mondéjar
Podemos remontarnos al siglo IX, cuando Mondéjar pertenecía al Común de Villa y Tierra de Almoguera. Incluso al siglo XII, cuando este territorio pasa de pertenecer de la Orden de Calatrava a la Corona de Castilla, pero comenzaremos por el siglo XIII. Es entonces, concretamente en 1285, cuando el rey Sancho IV proclama Mondéjar como señorío independiente y se lo concede a D. Fernando Ruiz de Biedma. Ya antes había comenzado el despegue de la localidad debido al impulso que otorgó al comercio.
La familia Mendoza y el marquesado de Mondéjar
Llegamos al siglo XV donde, tras pasar por varias manos, la propiedad de Mondéjar recae en la familia Mendoza. En 1487, Don Íñigo López de Mendoza y Quiñones, II conde de Tendilla y capitán general de la Alhambra y fortalezas de Granada, adquiere mediante compra la villa. Era hijo de Íñigo López de Mendoza y Figueroa, adelantado mayor de Andalucía, y nieto del I marqués de Santillana. Gracias a este aristócrata y militar español comienza la época dorada de la localidad. En 1512, Carlos I le concede el título de I marqués de Mondéjar.
¿Por qué decimos que comienza su época dorada? Pongamos algo de contexto. Íñigo López de Mendoza y Quiñones viaja a Italia como embajador de Fernando el Católico con el fin de apaciguar los ánimos entre el rey de Nápoles y el Papa, hecho que logró dadas sus habilidades diplomáticas. En Italia se integra en círculos humanistas, de tal manera que a su vuelta se lleva consigo seguidor de este movimiento intelectual, Pedro Mártir de Anglería, fundamental en la educación de toda una generación de Mendozas. Esta influencia se plasma también cuando introduce en Castilla las formas renacentistas en arquitectura, como se evidencia al encargar la construcción del convento de San Antonio en Mondéjar a Lorenzo Vázquez, quien levantó el palacio de los duques de Medinaceli en Cogolludo, primer inmueble de este nuevo estilo en España.
«El Gran Tendilla», como fue llamado Íñigo López de Mendoza y Quiñones, murió en 1515, pero la villa de Mondéjar perteneció a su descendencia hasta el siglo XIX. El mecenazgo de esta familia fue fundamental en el desarrollo, no solo de la localidad, sino de la comarca de la Alcarria y la provincia de Guadalajara. Este breve apunte histórico sirve para explicar la monumentalidad y belleza de lo que vamos a comentar a continuación.
Qué ver en Mondéjar
Después de contar esto, sorprende menos el patrimonio religioso y civil que posee la villa. Murallas, ermitas, lavaderos, casas señoriales y demás construcciones conforman uno de los conjuntos arquitectónicos más interesantes de Guadalajara. No exageramos, y eso que esta provincia tiene incontables tesoros en forma de pueblo. Esta zona de la Alcarria cercana a la Comunidad de Madrid merece la pena y lo vamos a demostrar.
El convento de San Antonio y su recuperación
Es justo comenzar siguiendo la línea histórica de la que venimos hablando. Antes hemos comentado que el convento de San Antonio fue encargado por Íñigo López de Mendoza a Lorenzo Vázquez, iniciador del estilo arquitectónico renacentista en España, con el fin de que sirviera de mausoleo para su familia y las generaciones posteriores, aunque solo fueron los II marqueses de Mendoza quienes fueron enterrados. Fue fundado en 1489, terminándose su construcción en 1508. Lo habitaron frailes franciscanos hasta que en el siglo XIX quedó deshabitado debido a la Desamortización de Mendizábal.
Actualmente está en ruinas y solo queda en pie parte de su iglesia, destacando su portada con bellos detalles ornamentales de estilo renacentista. Fue declarado Monumento Nacional hace más de cien años (1921) para evitar su completa destrucción, pues se habían utilizado sus piedras para levantar la plaza de toros. Ha sufrido varias reformas, siendo claves las de los años 1979 y 2014, esta última cuando el ayuntamiento de Mondéjar adquiere las ruinas.
La iglesia parroquial de Santa María Magdalena, el tesoro de Mondéjar
Bueno, bien podríamos decir el tesoro de la Alcarria o unos de los tesoros que posee la provincia de Guadalajara. Y eso que la Guerra Civil hizo estragos en el patrimonio artístico de este templo. Un buen ejemplo es el enterramiento de Marcos Díaz, obispo de Sigüenza y canónigo de Toledo, que incluía una figura yaciente del oriundo de Mondéjar en estilo gótico. Fue prácticamente destruida, lo que supone una tragedia porque competía en grandeza escultórica con el famoso «Doncel» de la catedral de Sigüenza. A día de hoy se pueden ver los restos en el muro de la nave del evangelio. Otra maravilla que se perdió fue el retablo mayor de estilo plateresco, en el cual intervino la mano de Alonso de Covarrubias. Se reconstruyó en 1996 a imagen y semejanza del antiguo, resultando también de una espectacularidad asombrosa.
A pesar de las pérdidas, la iglesia parroquial de Santa María Magdalena (s. XVI) es una obra maestra arquitectónica. Fue encargada por Íñigo López de Mendoza y Quiñones, I marqués de Mondéjar, mencionado ya varias veces en lo que llevamos de post; aunque se realizó con el patrocinio de su hijo, el II marqués de Mondéjar, Don Luis Hurtado de Mendoza. Trabajaron en ella dos arquitectos con dos estilos diferentes, a pesar de su parentesco. Primeramente fue Cristóbal de Adonza, quien transmitió aire indudablemente gótico a la construcción, inspirado en la Capilla Real de Granada. A su muerte continuó la construcción su hijo Nicolás, al cual le podemos atribuir el majestuoso coro, la sacristía y las portadas exteriores ubicadas en la fachada norte y a los pies del templo. Todo ello realizado en estilo renacentista. No podemos olvidarnos de mencionar su torre de setenta y tres metros de altura.
Las murallas de Mondéjar y los años dorados
Del siglo X al XIII la villa de Mondéjar tenía una pequeña muralla. Se añadió una segunda en este último siglo por orden de la familia del noble Don Fernán Ruiz de Biedma, de quien hemos hablado al comienzo del apartado de historia. Este segundo cerco llegaba hasta la plaza Mayor e incluía la iglesia románica donde se ubica el actual templo de Santa María Magdalena. Cómo no, la familia Mendoza decide ampliar el perímetro para que Mondéjar crezca en línea con su monumentalidad. Cuatro eran las puertas que para entonces tenía la villa en su muralla.
A día de hoy solo permanece el arco de la Villa (llamado así por la villa de Almoguera). En el siglo XVI, la esposa del II marqués de Mondéjar, Doña Catalina de Mendoza y Zúñiga, ordena reformar esta puerta para incluir la imagen de la Virgen encima del arco. Hasta la Guerra de la Independencia esta localidad conservaba prácticamente completa su muralla. A día de hoy solo se pueden apreciar los restos que hay junto al palacio marquesal de los Mendoza, y es que con el paso del tiempo la propia villa la fue desmantelando acorde con las necesidades que generaba la vida en sociedad en Mondéjar.
Acabamos de mencionar el palacio marquesal, hemos sido muy generosos. A día de hoy es posible contemplar solo parte de esta obra de Pedro Machuca, arquitecto de la Alhambra de Granada. Es de estilo manierista y se encuentra detrás de la iglesia parroquial y la plaza Mayor.
Estamos en la zona más hermosa del pueblo, donde da gusto pasear por los soportales de la plaza Mayor o por la calle Umbría, hogar de una de las varias casas señoriales que existen en Mondéjar y localización estratégica para no pasar calor en verano. Otra de ellas es posible contemplarla en la calle Mayor, se trata de la casa de los López Soldado. Merece la pena prestarle atención al blasón de su fachada. Esta misma calle desemboca en el arco de la Villa, citado anteriormente. Otras calles importantes de esta zona son Fragua o Palacio.
Los Judíos de Mondéjar en la ermita de San Sebastián
El tesoro mejor guardado de esta villa se encuentra en las afueras situado sobre un promontorio. La ermita de San Sebastián (s. XVI) se manda construir… ¿por quién si no? Exacto, el I marqués de Mondéjar, Íñigo López de Mendoza, aunque este templo ha sufrido numerosas remodelaciones desde entonces. No venimos a hablar de la arquitectura de esta ermita, si no de lo que esconde en su interior.
Posee una cripta en el subsuelo de su cabecera que fue encargada, esta vez, por Luis Hurtado de Mendoza, II marqués de Mendoza. No iba a acaparar todo su padre. En serio, este espacio amplio está inspirado en las catacumbas de Roma y se le conoce como la cripta de los Judíos. Alberga los famosos Judíos de Mondéjar. Es un conjunto de doce pasos formados por setenta y cinco imágenes que representan la Pasión de Cristo. Están hechas de yeso a tamaño ligeramente mayor del natural y con colores vistosos. Algunas escenas que podemos ver en los pasos son la huida de Egipto, la Última Cena, Cristo condenado por Pilatos, la Crucifixión o la Resurrección. Uno de los lugares imprescindibles que ver en Mondéjar.
Si hablamos de ermitas tampoco nos podemos olvidar de la de San Pedro, patrón de los pastores, que es de menor tamaño, pero a la vez coqueta con su planta cuadrada y su porche de entrada con vigas de madera. A su lado otro monumento importante y centenario: la plaza de toros (1915).
De lavaderos va la cosa
No queremos olvidarnos de otros atractivos de su patrimonio civil: los lavaderos. Todavía en el núcleo urbano de la localidad está el lavadero del Espinar, donde se llevaba a los animales de carga y vacuno para beber. Hablamos en pasado porque desde 2011 este edificio alberga la oficina de turismo de Mondéjar. Otra construcción de estas características es el lavadero del Pilar, ya en las afueras de la localidad. De hecho hay que ir por un camino de tierra para llegar. Se restauró en el año 2006.
Se encuentra el lavadero del Pilar muy cerca del puente-viaducto. Esta gran mole de piedra labrada se levantó en el año 1910 para el ferrocarril Madrid-Aragón. Se puede ver por encima de la carretera de acceso al pueblo en una de las entradas más espectaculares que se pueden admirar en la Alcarria.
Ruta Jacobea de los Calatravos y Vía Verde del Tajuña-La Alcarria
Por Mondéjar pasa la Ruta Jacobea de los Calatravos, de gran tradición en Castilla La-Mancha y Castilla y León. Se trata de una de las múltiples maneras de realizar el Camino de Santiago. Esta comienza desde el castillo de Calatrava la Nueva hasta Santo Domingo de la Calzada (La Rioja), lugar donde enlaza con el Camino Real Francés. También se conoce a esta ruta como el Camino de las Cañadas Reales, pues discurre por varias de estas como la Cañada Real Soriana o la Cañada Real Riojana. En Mondéjar concluye una tapa que sale desde Fuentidueña de Tajo (Madrid) y comienza otra que finaliza en Pastrana.
Existe en desuso un gran número de kilómetros de infraestructura ferroviaria que ha sido reconvertido en itinerarios senderistas y cicloturistas. Esta iniciativa se enmarca en el Programa Vías Verdes, gestionado por la Fundación de los Ferrocarriles Españoles. Por Mondéjar pasa una de estas vías que nace en la Alcarria, concretamente en la antigua estación de Pozo de Almoguera, y desemboca en el límite de la Comunidad de Madrid. Circula por el antiguo ferrocarril del Tajuña. Son 12,6 kilómetros aptos para realizar andando o en bicicleta.
Cómo llegar a Mondéjar
Nosotros aterrizamos en la villa por la carretera CM-2029, que se extiende desde las cercanías con la frontera de Madrid hasta la CM-200, vía de comunicación fundamental para la Alcarria Baja y la Mancha Alta. Podemos llegar también a través de la GU-217 desde la localidad de Driebes. Quizás por carretera no sea el pueblo con mayores enlaces, pero su ubicación entre los valles del Tajo y el Tajuña resulta fundamental para que su entorno natural sea de tanta belleza. Posee una población de 2757 habitantes (INE 2022), los cuales pertenecen a la comarca de la Alcarria.
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