Belmonte, castillos y colegiatas de cuento
El conocido programa de CMMedia designó a la localidad conquense como pueblo más bonito en la categoría de «Más de 2000 habitantes». El próximo 27 de noviembre se celebrará la gran final en la que competirá con el municipio guadalajareño de Checa, votado como pueblo más bonito con población inferior a los 2000 habitantes. Desde nuestro humilde espacio queremos apoyar la candidatura belmonteña y no se nos ocurre nada mejor que mostrando el tremendo patrimonio que posee la villa, donde la Colegiata de San Bartolomé y el Castillo destacan como protagonistas del declarado Conjunto Histórico-Artístico.
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Cómo llegar a Belmonte
La vía más conocida que pasa por la localidad es la N-420 que transcurre desde Córdoba a Tarragona y concecta el municipio manchego con la ciudad de Cuenca. Desde el núcleo urbano también podemos tomar la CM-3102 que alcanza hasta Tomelloso, en la provincia de Ciudad Real. La carretera CM-3011 se puede tomar en el término municipal, extendiéndose después por los pueblos de Osa de la Vega, Tresjuncos, Puebla de Almenara, Almendros y Villarrubio. Perteneciente a la comarca de la Mancha, concretamente la Mancha Baja, posee una población de 1.938 habitantes (INE 2018).
Qué ver en Belmonte
Teníamos pendiente publicar el post de Belmonte más adelante, pero no se nos ocurre mejor ocasión que esta, con el municipio en el olimpo de los pueblos castellanomanchegos. Nuestra ruta zascandil comenzó con la, probablemente, construcción más conocida de la localidad. Ya en su tiempo hicimos una reseña del Castillo de Belmonte, el cual visitamos con motivo de las fantásticas Jornadas de Recreación Histórica que se celebran todos los años. Ubicada en el cerro de San Cristóbal, se trata de una fortaleza de estilo gótico mudéjar mandada construir por Don Juan Pacheco, marqués de Villena, en 1456.
Del Castillo nacen dos ramas de muralla (s. XV) que antiguamente rodeaban la villa. A día de hoy todavía se conserva una buena parte de esa muralla, la cual constaba de cinco puertas para acceder a la localidad: la de Almudí, la de la Estrella, la de Chinchilla, la de San Juan y la Puerta Nueva. Todavía se mantienen las tres primeras.
Llegando al núcleo urbano, a la altura de la puerta de Chinchilla, podemos tomar la calle Isabel de Castilla para llegar a las ermitas de Santa Lucía y Nuestra Señora de Gracia. Nosotros dejamos el auto en un lugar cercano al Casco Antiguo, la calle Antonio Ruiz. Desde allí nos dispusimos a patear la parte más monumental de Belmonte, donde se concentra la mayoría de su patrimonio arquitectónico. Lo primero que hicimos fue dirigirnos al antiguo colegio de los Jesuítas (s. XVI), cuyo claustro se localiza en la plaza Muñoz Grandes, mientras que el resto de la construcción es sede de diversas instituciones municipales.
Volviendo sobre nuestros pasos, cercanos a la puerta de Almudí, encontramos diversos edificios respresentativos del arte civil en Belmonte. Hablamos del Ayuntamiento, la Casona Beltraneja, la Casa Baillo (s. XVII) y la antigua Casa de Comedias (s.XVI). Tomando la calle Lucas Parra llegamos a la hermosa plaza del Pilar, con sus soportales de los siglos XV y XVI. En este espacio también podemos contemplar el monasterio Franciscano y pilar salobre.
Subiendo por la calle Alonso Castillo aterrizamos en el convento de Las Concepcionistas, fundado en 1581 por D. Alonso Severo. Anteriormente fue Casa de la Inquisición. La construcción es de mampostería con sillares en las esquinas. En la calle Arsenio Rada, paralela, encontramos el hospital de San Andrés (s. XV) que se encuentra actualmente en ruinas. Muy cerca, llegando a la zona más alta de la villa, nos paramos a contemplar el palacio de Buenavista (s. XVII). Andando unos metros más cuesta arriba llegamos a la niña bonita de Belmonte, su majestuosa Colegiata de San Bartolomé.
Se levanta entre los siglos XV y XVIII, siendo seguramente sus arquitectos Hanequín de Bruselas y los hermanos Egas. Consta de tres naves de arcos apuntados y bóvedas de crucería. En el exterior destacan las portadas del Sol y de los Perdones. En su interior podemos admirar una sillería del coro que perteneció a la catedral de Cuenca, además del órgano del siglo XVIII, la pila bautismal donde fue bautizado Fray Luís de León o la múltiples capillas, de las cuales buena parte consta de magníficos retablos y rejería.
A pocos metros encontramos el edificio señorial más antiguo del municipio. Hablamos del palacio de Don Juan Manuel, también conocido como Alcázar Viejo. Fue construido en 1324 por D. Juan Manuel, sobrino de Alfonos X el Sabio, cuando recibió el Señorío de Belmonte. El excelente claustro de su interior está atribuido a Esteban Jamete. Merece la pena reseñar de su fachada las dos portadas de estilo plateresco, así como los contrafuertes de sillería. Del recinto partían dos murallas de piedra de yeso de las cuales todavía se conserva buena parte. Estuvo en ruinas hasta que en 2007 se inició un proyecto de restauración para convertirse en la primera Venta de la Ruta del Quijote de Castilla-La Mancha.
Si quieres conocer las ofertas de alojamiento en Belmonte, te recomendamos que te pases por nuestra Guía Zascandil.
De esta forma terminamos de recorrer el patrimonio religioso y civil que tiene la villa de Belmonte. Como podéis comprobar es realmente asombroso. Por eso queremos pedir desde Zascandileando por Cuenca el voto para convertir esta localidad en «El Pueblo más bonito de Castilla-La Mancha». [Actualizado] ¡Belmonte es el pueblo más bonito de Castilla-La Mancha!
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