Vellisca, rememorando la industria alcarreña
Apetece sumergirse en la Alcarria conquense para disfrutar de su paisaje. Allí, en las estribaciones de la sierra de Altomira, nos topamos con un interesante municipio que conjuga a la perfección su arquitectura religiosa, civil e industrial. Vellisca presenta propuestas tan interesantes como su iglesia parroquial de la Asunción, la fuente lavadero o su antigua refinadora de aceite y jabonera. Variedad y contrastes en una villa que no deja indiferente.
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Cómo llegar a Vellisca
La principal vía para adentrarnos en su núcleo urbano es aquella que utilizamos nosotros, la CM-2000. Esta carretera nace en la cercana localidad de Carrascosa del Campo para desembocar en la N-320, ya en Guadalajara, a la altura de Sacedón. Pasa por todos los pueblos del municipio Valle de Altomira y también por Buendía, llegando a bordear el embalse homónimo y otorgando al viajero unas vistas estupendas. También es factible aterrizar en Vellisca mediante caminos asfaltados que unen villas vecinas como Huete o Saceda-Trasierra. Posee 119 habitantes (INE 2023) y pertenece a la comarca de la Alcarria.
Qué ver en Vellisca
Antes de introducirnos en su núcleo urbano, tomamos la vía que sale a la derecha, dirección Huete. En pocos metros nos dimos de frente con la antigua refinadora de aceite y jabonera. Destaca por encima de todo su enorme chimenea de ladrillo. Es, sin duda, una de las manifestaciones más espectaculares que hemos visto sobre arquitectura industrial en la provincia de Cuenca.
Nos metimos en las calles de Vellisca, subiendo hasta llegar a la ermita de la Virgen del Carmen. Se trata de un templo de reducidas dimensiones que está precedido por una escalera. Lo más llamativo de la fachada es su portada con arco de medio punto. Continuamos por calles como Peñuela Baja hasta salir a uno de los espacios más importantes de la villa.
La fuente lavadero (s. XIX) preside esta zona. Este conjunto presenta una hermosa fuente con tres caños elaborada en sillería y rematada con frontón triangular. Sobre este citado frontón reposa una elegante farola de cuatro brazos. Al otro lado se ubica un pilón, el cual está enlazado con el lavadero. Uno de los símbolos de Vellisca.
Muy cercana está la plaza de la Villa, donde se halla la casa consistorial. Clásico edificio de dos plantas con balconada en la superior. Volvimos a adentrarnos en las callejuelas de la localidad intentando encontrar el templo principal. No es lo primero que hicimos, ya que ante nosotros apareció la casa de los Hermanos Torres Ruiz. Los colores de su preciosa fachada nos dejaron impresionados.
Esta vez sí llegamos a la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción. El templo nos ofrece una bella portada principal del siglo XVI situada en el sur del edificio. Presenta un arco de medio punto flanqueado por columnas de orden jónico. Consta de una sola nave dividida en cuatro tramos, de los cuales dos poseen arcos apuntados.
Tomamos la calle que subía a mano derecha hasta desembocar en la ermita del Santo. A decir verdad, ya poco le queda de su función religiosa, pues hoy en día es un edificio de propiedad privada. Más que nada puede apreciarse su estructura y su fabricación en mampostería con sillares en las esquinas. También se pude observar lo que en su día fue la portada, ahora cegada.
Así concluimos nuestro paseo por Vellisca. Una interesante villa con un patrimonio variado e interesante. Nos tocaba adentrarnos en las profundidades de la sierra de Altomira. Solo nos queda recomendar la visita a la localidad, no hay excusa, pues se llega muy fácil al tener la autovía A-40 a muy pocos kilómetros. Es una gran opción.
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