El Nacimiento del Río Júcar, subiendo desde Tragacete
Continuamos exponiendo las bondades de El Pueblo Zascandil 2018. Tragacete guarda innumerables encantos. Ya hablamos en otras entradas sobre la propia villa o sobre la cascada del Molino de la Chorrera. Ahora toca seguir subiendo hasta uno de los parajes naturales más bellos dentro del Parque Natural de la Serranía de Cuenca. Nos referimos al Nacimiento del Río Júcar. Cómo no, Damián fue nuestro fantástico guía. Gracias a su vehículo pudimos llegar al destino, incluyendo alguna sorpresa como el pino del Ocejón.
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Cómo llegar al Nacimiento del Río Júcar
Partimos desde la localidad de Tragacete, en el estupendo Hostal Serranía. Con su vehículo 4×4 nos incorporamos a la carretera que pasa por el pueblo, la CM-2106. A pocos metros, en el margen derecho, tomamos la pista forestal que nos conduce hasta el albergue de San Blas. Hicimos una parada técnica para ver la cascada del Molino de la Chorrera. Después de ver semejante maravilla de la naturaleza, seguimos por la vía hacia nuestro objetivo. No hay que desviarse en ningún momento, siempre siguiendo el curso del río Júcar. El único cambio significativo vendrá cuando se pase de asfalto a tierra, de ahí la necesidad, en caso de ir motorizados, de llevar un vehículo apto para los desniveles del terreno.
Ruta hacia el Nacimiento del Río Júcar
Tras ver asomarnos a ver la cascada del Molino de la Chorrera, volvimos a emprender el rumbo por la pista forestal que nos conduciría a nuestro destino. Dejamos atrás el molino harinero que da nombre al paraje recién mencionado. En algo menos de un kilómetro estábamos aterrizando en el albergue de San Blas, uno de los más conocidos en la serranía de Cuenca. Este centro se levantó en 1950 sobre un antiguo espacio de huertos. Actualmente posee uso turístico, pero en su momento fue lugar de adiestramiento del Frente de Juventudes. Avanzando algunos metros más llegamos a la fuente de San Blas, cuyas aguas son excelentes.
Nos encontramos en el paraje del Estrecho de San Blas. Aquí el río Júcar ya baja con agua debido a los distintos manantiales que pueblan la zona. Las grandes paredes de roca que cobijan el área son impresionantes. En este punto nace el sendero PR-CU 79 «Ruta de San Blas, San Felipe y río Cuervo». Comienza proponiendo al visitante dos variantes para ascender al cerro de San Felipe, la primera siguiendo el curso del río Júcar y la segunda por el Hontanar. Varios kilómetros adelante se vuelven a juntar para continuar la senda hasta el Nacimiento del Río Cuervo.
En paralelo al cauce seguimos la ruta. Se notaba ya cómo el río llevaba menos caudal. Eso sí, sus aguas eran totalmente transparentes. En ocasiones incluso llegaba a desparecer. Esto ocurre porque el poco caudal que lleva el río se filtra debido a su base, compuesta por grava.
El Nacimiento del Río Júcar
Llegamos al Estrecho del Infierno. Entre angostas paredes de roca caliza bajaba leve el Júcar. En estos impresionantes muros de piedra pudimos localizar algún pino resistiendo la gravedad y las inclemencias del tiempo. Muy curioso. Técnicamente el río Júcar nace más arriba, pero dependiendo de la época del año y la ausencia de precipitaciones, pueden comenzar a emerger sus aguas desde aquí.
Sobre todo en invierno y primavera hay que ascender un poco más. En la umbría de San Felipe, ya en el paraje conocido como los Ojuelos de Valdeminguete, ahí es donde nace el río Júcar. Pero es cierto que los acuíferos de los estrechos del Infierno y, sobre todo el de San Blas, son más potentes y a menudo es necesario desplazarse a ellos para ver el comienzo del curso.
El pino del Ocejón
Tras llegar al final, Damián nos propuso ver otro de los puntos de interés que posee este entorno. Después de pasar el estrecho de San Blas, apareció un desvío que señalizaba el pino del Ocejón. En algo más de 4 kilómetros estábamos contemplando sus 28 metros de altura. Pertenece a la especie pino negral, una de las más longevas. Resulta espectacular a la vista, sobre todo por sus 3,25 metros de perímetro.
Tocaba volver a Tragacete. En aquella época se estaba realizando la trashumancia desde Jaén hacia Albarracín. Pasaba justo por las inmediaciones, pero la pista que nos permitiría verlo estaba cortada. En otra ocasión. De este modo pusimos punto y final a nuestra excursión por la villa de Tragacete y sus parajes naturales cercanos. Un término municipal magnífico que cautiva al visitante.
No nos queremos despedir sin dar las gracias de nuevo a Damián y Amparo, del Hostal Serranía, por ser unos fenomenales anfitriones. Les estaremos siempre agradecidos. Solo nos queda recomendar la visita a Tragacete y, si hay intención de comer o pernoctar, su hostal es una opción perfecta. Pronto volveremos a encontrarnos.
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