Las Lagunas de Cañada del Hoyo, festival de colores
Apetece salir de nuevo un poco al campo. Pasear por alguno de los numerosos e impresionantes parajes naturales que posee Cuenca. Pues bien, hoy vamos a recordar una excursión que realizamos en 2105 con nuestros amigos Alfonso y Reme. En aquel caluroso día, además de visitar las Torcas de los Palancares, estuvimos en las Lagunas de Cañada del Hoyo, un prodigio de la naturaleza.
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Cómo llegar a las Lagunas de Cañada del Hoyo
Nosotros aterrizamos en las lagunas desde las Torcas de los Palancares, desde cuyo paraje aparecen señales informativas para llegar. La forma más cómoda de ir es a través de la carretera CUV-9142, la cual nace en la localidad de Campillos-Sierra y desemboca en una de las principales arterias de la provincia, la N-420. El complejo se encuentra a escasos kilómetros de la localidad homónima, Cañada del Hoyo. De ahí su nombre.
Qué ver en las Lagunas de Cañada del Hoyo
Declaradas Monumento Natural en el año 2007, sufrieron en su día el mismo fenómeno que las Torcas de los Palancares, es decir, el agua subterránea se infiltra y fluye a través de las fisuras de las rocas carbonatadas, disolviéndose finalmente. Con el tiempo pueden crearse cavidades subterráneas de gran tamaño, por lo que si el techo de estas cavernas no logra soportar el peso de las rocas superiores, acaba por hundirse. La diferencia en este caso, es que estas torcas poseen una capa impermeable en su fondo que impide la absorción del agua.
Estas lagunas tienen una característica muy peculiar, cambian de color a causa del intenso movimiento de las bacterias fotosintéticas. También influyen otros agentes como la temperatura, la contaminación o la época del año. Todo ello condiciona el proceso de evaporación y, de este modo, la composición química del agua. Estas propiedades hidroquímicas tan especiales se desarrollan en ecosistemas poco comunes, por lo que su conservación es fundamental para mantener el valor paisajístico.
Rutas en las Lagunas de Cañada del Hoyo
Llegamos desde las Torcas de los Palancares en poco tiempo. Existen dos recorridos para ver las siete lagunas de las que consta el Monumento Natural. Uno superior, más corto, en el que podemos visitar la laguna de la Gitana y la laguna y lagunillo del Tejo. Además de otro inferior, más largo, en el que podemos observar la laguna de la Parra, la de las Cardenillas, la Llana y el lagunillo de las Tortugas. Para acceder a estas últimas cuatro lagunas, debemos acceder a la finca “7 Leguas”, de propiedad privada, pero dejan abierto el paso a los turistas.
Las siete lagunas de Cañada del Hoyo
Aparcamos junto a la laguna de la Gitana, también llamada de la Cruz. Es una laguna meromíctica, es decir, sus aguas no se mezclan en su totalidad y debido a esa destacada estratificación, conserva una curiosa comunidad de organismos acuáticos. En verano es de color blanquecino debido a la precipitación de carbonato cálcico. Posee una profundidad máxima de 25 metros.
Tras bajar a la orilla para contemplarla en su máximo esplendor, volvimos a subir y nos dirigimos a las otras dos lagunas restantes en esta parte de la ruta. Ambas están muy cercanas, sus respectivos miradores están separados por unos pocos metros. El lagunillo del Tejo, posee variaciones anuales importantes en su masa de agua. Es de color oscuro porque la densa vegetación acuática que rodea la laguna impide que pase la luz. Tiene muy poca profundidad, no como la laguna del Tejo, que puede llegar a alcanzar los 32 metros. Presenta bordes rocosos y perfil cónico. Al igual que la de la Gitana, su color blanquecino durante el estío surge debido a la precipitación de carbonato cálcico.
Es interesante apreciar, además de las lagunas, que son lo más llamativo, la flora y la fauna características de este espectacular paraje natural. Durante la caminata podremos apreciar en los bosques, árboles como el pino y el acebo, o arbustos como el enebro. También, si nos fijamos bien en las bolsas de agua que poseen estas curiosas torcas, podremos apreciar percas y barbos. Pero sin duda el animal por excelencia dentro del Monumento Natural es la tortuga, concretamente las que pertenecen a la especie galápago europeo, amenazada y, a día de hoy, única población en la provincia de Cuenca. El resto de ejemplares que podemos contemplar son especies exóticas introducidas por el hombre recientemente, como el galápago de Florida, calificada como especie invasora, y la falsa tortuga mapa.
Continuamos hacia la entrada de la finca “7 Leguas” y, tras maniobrar con cuidado para no atropellar a ninguno de los perros que rondaban por allí, decidimos parar en el chiringuito de la entrada a comprar unas botellas de agua, pues el calor que hacía era considerable. Aparcamos y comenzamos el recorrido inferior a través de los carteles que señalizan el camino.
Nuestra primera parada fue la laguna de la Parra, que posee una espectacular pared, geológicamente muy singular. Destaca también el tono azulado y la transparencia de sus aguas. Alcanza los 14 metros de profundidad máxima. En la vertiente menos pronunciada de la laguna podemos recorrer un bello paseo botánico donde se incluyen multitud de árboles y arbustos que son protegidos por las rocas de la pared. Muy vistoso en primavera y otoño.
Seguimos por la laguna de las Cardenillas, que, con un máximo de 12 metros de profundidad, llama la atención por su la tonalidad azul cardenillo de sus aguas, producida por las arcillas del fondo y los márgenes. Caminando un breve periodo de tiempo aterrizamos en el lagunillo de las Tortugas, de escasa profundidad. Recibe su nombre por la existencia de los conocidos reptiles que la habitan, además de otros anfibios que acuden por la gran cantidad de alimento que ofrece en comparación con el resto de lagunas, cuyas aguas son más limpias. Finalizamos en la laguna Llana, una de las más llamativas por el entorno que la rodea, con mucho menos relieve que el resto de sus hermanas. Sus aguas tienen un color verdoso debido a la abundancia de algas que posee. Su profundidad máxima es de 6 metros.
Tras esta última parada, nos volvimos al coche, pues ya comenzaba a despedirse el sol y los pies clamaban descanso tras un día de lo más productivo. Como siempre, agradecer la compañía de Reme y Alfonso, que fueron unos excelentes guías tanto para nosotros como para el taiwanés Paco, su huésped por aquella época. Nos dieron comida, cama y turismo, imposible de superar, y más visitando lugares tan grandiosos como las Lagunas de Cañada del Hoyo.
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