Oropesa, la villa medieval toledana
La provincia de Toledo es extensa y, por lo tanto, alberga numerosas maravillas en forma de pueblo. Aun así hemos de reconocer que la localidad que hoy nos atañe tiene algo muy especial. Oropesa es sencillamente espectacular. Ofrece al visitante una ruta monumental que queda grabada en la retina. Desde su imponente castillo, hasta sus numerosos templos de interés. No podemos olvidarnos tampoco de las Jornadas Medievales, declaradas Fiesta de Interés Turístico Regional. ¿Te vienes de zascandileo?
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Cómo llegar a Oropesa (Toledo)
La manera más sencilla de aterrizar en Oropesa es tomando la autovía del Suroeste o A-5. Antes de llegar a la provincia de Cáceres, tenemos la salida 148 que nos conduce en unos instantes a la villa. Previamente, si venimos desde la Comunidad de Madrid, habremos dejado atrás importantes localidades toledanas como Maqueda o Talavera de la Reina. También es posible desembocar en Oropesa de Toledo si vamos conduciendo por las carreteras CM-4100, CM-5102 y CM-5150. Estas vías nos pueden conducir a localidades vecinas como Lagartera, Puente del Arzobispo o Las Ventas de San Julián. Posee una población de 2600 habitantes (INE 2023), los cuales pertenecen a la comarca de la Campana de Oropesa.
Qué ver en Oropesa (Toledo)
En esta excursión tuvimos el privilegio de que nos acompañase nuestro amigo de toda la vida Fernando Morán, actualmente afincado en Friburgo, Alemania. Él también es un zascandil de primer nivel, pues es creador y gestor de la empresa Alsacia y Selva Negra – Tours. Si vas a hacer un viaje por alguna de las dos zonas y te apetece realizar senderismo por semejantes paraísos naturales o visitar ciudades como Friburgo, Estrasburgo o Colmar; no dudes en ponerte en contacto con él. Es guía titulado y probablemente la persona más simpática que conocemos. Eso sí, dicen las malas lenguas que se inspiró en nosotros cuando creó la web…
Nos adentramos con el auto en el núcleo urbano de la población y aparcamos en la calle Pandero. Bajamos andando hasta el centro neurálgico de Oropesa, es decir, la plaza del Navarro. Este espacio cuenta con varios puntos de interés. Podemos empezar por el Reloj de la Villa, que se construyó en estilo neomudéjar hacia los primeros años del siglo XX. Esta poderosa torre se encuentra sobre un hermoso arco apuntado, el cual divide las antiguas dependencias que albergaron la Real Fábrica de Sedas.
El inmueble situado a la derecha del que se acaba de mencionar es la casa consistorial de Oropesa. Antiguamente fue pósito municipal hasta que en 1871 se trasladó el ayuntamiento a este lugar. En el otro extremo de la plaza se halla la antigua Biblioteca Popular, levantada en 1912 con el fin de incentivar la cultura popular entre los habitantes. Se trata de un edificio precioso de dos plantas, estando la superior decorada con azulejería talaverana de Juan Ruiz de Luna y Enrique Guijo.
Tomamos la calle Hospital hasta localizar el punto de información turística. Muy amablemente nos atendieron, facilitándonos un pequeño mapa de la villa con los distintos monumentos señalizados. Muy útil. Esta pequeña oficina se ubica en el antiguo hospital de San Juan Bautista (s. XV), fundado gracias a Dª María de Figueroa. No se sabe a ciencia cierta, pero posiblemente fuese construido sobre una sinagoga.
El castillo de Oropesa
Seguimos por la calle Hospital subiendo hasta desembocar en la plaza Palacio. Ante nosotros se presentó el imponente palacio Condal (s. XV), cuya fachada es una delicia. Merece la pena reseñar la rejería en los balcones de la segunda de sus tres plantas, así como el cuerpo de planta octogonal y sillar almohadillado situado en el extremo derecho, llamado «El Peinador de la Duquesa». Fue residencia de los Álvarez de Toledo, condes de Oropesa. Desde el año 1931 alberga un Parador Nacional de Turismo, siendo el primero que se creó sobre un edificio histórico.
Este palacio forma parte de uno de los conjuntos arquitectónicos más bellos de Toledo. Y es que, una vez cruzamos las puertas y accedemos al patio del Parador, ante nosotros se descubre el precioso castillo Nuevo. Construido en 1402, fue declarado Monumento Histórico-Artístico en 1923. No es de extrañar, dada su espectacularidad. Abonamos nuestra entrada y visitamos las múltiples dependencias. Subimos a la impresionante torre del Homenaje, así como a las torres Noreste y Noroeste. Las vistas son magníficas, aunque a nosotros nos tocó un día bastante desapacible, por lo que, por ejemplo, no pudimos ver la sierra de Gredos a lo lejos. Bajamos al patio de Armas y entramos en las caballerizas, que guardan antiguos moldes de campana. En fin, una visita de lo más recomendable.
Este conjunto se cierra con el castillo Viejo (s. XII-XIII). Fue levantado por los árabes, constando de cuatro torreones unidos por cortinas. La mayor parte de lo que queda se ubica en la parte final del recinto, justo en el extremo opuesto a la fachada del palacio, aunque existe alguna fracción de muralla que también pertenece a la antigua fortaleza y no se ubica en esta zona. A estos tres edificios, es decir, el palacio y las dos fortalezas, se les conoce como el castillo de Oropesa.
Jornadas Medievales de Oropesa
En este recinto transcurre buena parte de las Jornadas Medievales, declaradas Fiesta de Interés Turístico Regional. Se organiza durante tres días en el mes de abril, conmemorando así el otorgamiento a Oropesa del privilegio de realizar un mercado en dicho mes; por parte del rey Alfonso XI. Decenas de actividades se celebran durante estos días, como pueden ser talleres, exhibiciones, pasacalles, competiciones a caballo, etc. Miles de personas se acercan a la localidad para contemplar estos eventos, en especial el «Rescate de la Princesa», el más icónico.
Dimos marcha atrás de nuevo al hospital de San Juan Bautista para virar en este punto hacia la calle Iglesia. Lo primero que hicimos fue dejar atrás El Pasadizo, construcción aérea levantada en 1620 por orden del conde de Oropesa, D. Fernando Álvarez de Toledo, para unir el templo con el palacio Condal y que, de este modo, los nobles pudieran asistir a misa sin tener que pisar las calles. La obra está sin terminar, pues el conde murió antes de su conclusión, pero todavía son apreciables algunos arcos como los de esta calle. Nada más cruzarlo apareció ante nosotros la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, un imprescindible que ver en Oropesa.
Este templo, el más importante de la villa, se levantó sobre la antigua iglesia de Santa María, de la cual conserva el estilo románico en parte de su fachada y en la torre. Años después se realizan añadidos en estilo plateresco como puede ser la portada. Tras reformarse el crucero en 1613 por orden de D. Fernando III, conde de Oropesa, concluye su construcción. La estructura del templo da a otro de los espacios más importantes que ver en Oropesa: la plaza de la Constitución.
El antiguo ayuntamiento de Oropesa, una obra de arte
Aquí hallamos una de las manifestaciones más interesantes dentro del patrimonio civil de la localidad. Nos referimos al antiguo ayuntamiento de Oropesa (s. XV). De estilo gótico-mudéjar, consta de dos plantas y una hermosa portada con arco conopial. Antaño albergaba dos salas para celebrar sesiones municipales, tanto en invierno como en verano, y una cárcel. Finalmente se trasladó, como hemos citado anteriormente, a la plaza del Navarro en 1871.
Tomamos la calle de la Concepción hasta que aterrizamos en el convento de Nuestra Señora del Recuerdo. En su fachada encontramos una placa que hacía referencia al hospital Virgen del Carmen, pero desconocemos si cumplió dicho cometido sanitario. Merece la pena reseñar el retablo de Juan Correa de Vivar que permanece en su interior. Al poco tiempo salimos a la calle Compañía, donde se ubican varios edificios de interés que ver en Oropesa.
Para empezar podemos mencionar la capilla de San Bernardo, levantada en 1605 bajo planos de Francisco de Mora, discípulo de Juan de Herrera. Se construyó con motivo del enterramiento de D. Francisco de Toledo, quinto virrey del Perú. En la actualidad pertenece al ayuntamiento tras ser adquirida en 1996, llevándose a cabo diversas restauraciones. A escasos metros figura el colegio de los Jesuitas (s. XVI), fundado por el recién mencionado D. Francisco de Toledo. En 1590 se le otorgó el privilegio de universidad.
Justo delante tenemos el antiguo convento de las Concepcionistas, cuya construcción se llevó a cabo en 1523 tras ser financiada por Dª Mencía de Toledo, esposa del segundo conde de Oropesa. En 1835 la desamortización de Mendizábal hizo que las monjas tuvieran que abandonar el convento. En los últimos años ha tenido uso de vivienda particular o de restaurante. Girando a mano derecha por la calle Peñitas observamos la casa natal de San Alonso de Orozco, fraile agustino que fue un prolífico escritor místico. Nació en la villa en el año 1500.
A la vera de la antigua muralla de Oropesa
Viramos de nuevo a la derecha hacia la calle Calzada Real y, durante un buen rato, fuimos caminando en paralelo a un lienzo de muralla que no llega a superar los dos metros de altura. Esta parte del recinto amurallado conserva los sillares en buen estado. Finalmente desembocamos de nuevo en la plaza del Navarro, junto a la antigua Biblioteca Popular. Esta vez fuimos por la calle de las Monjas para contemplar los dos últimos puntos de interés dentro del núcleo urbano de Oropesa.
Se encuentran muy cerca el uno del otro. En el margen izquierdo de la calle está el convento de las Misericordias, inaugurado en 1618 por D. Juan Álvarez de Toledo, cuarto conde de Oropesa. Se construyó con el fin de atender las necesidades educativas de la población femenina. La propiedad de estos terrenos está repartida, a día de hoy, entre diversos particulares y el ayuntamiento de la localidad.
En el margen derecho de la calle Monjas está el antiguo museo de Cerámica, ubicado en sus días en el palacio de Torrijos. Se mantuvo activo desde el siglo XV hasta el XIX, gracias a que el boticario y anticuario D. Platón Páramo reunió más de 800 piezas de cerámica, además de otras antigüedades de interés. Dimos media vuelta de nuevo a la plaza del Navarro para tomar un refrigerio en uno de los bares que existen en este espacio.
Ermita de Nuestra Señora de Peñitas
Tras ello caminamos hacia el auto para visitar el último de los templos que ver en Oropesa. Hablamos de uno muy especial, la ermita de Nuestra Señora de Peñitas (s. XVIII). En su interior descansa la imagen de la patrona de la villa, dentro de un retablo barroco de gran hermosura. Cuando llegamos estaba lloviendo. En el porche de su entrada había un grupo de chicos descansando y charlando tranquilamente. El perro de uno de ellos, Cholo, quiso hacerse amigo nuestro, pero teníamos que marchar para seguir zascandileando.
Somos conscientes de que nos faltó un importante lugar por visitar. Habrá que volver para no perdernos detalle del convento de Franciscanos Observantes (s. XVI), antaño denominado «El Pequeño Escorial», pues albergó los restos de los condes de Oropesa hasta el año 1822, cuando fue abandonado por los monjes. Fue también fábrica de harinas. Quizás una buena fecha sea en las próximas Jornadas Medievales, así podremos completar la visita.
Solo nos queda despedirnos de esta maravillosa localidad. Oropesa es, sin duda alguna, de los pueblos más interesantes y más completos de Toledo. No solo por el complejo arquitectónico del castillo, que es impresionante, si no por su amplio patrimonio. Lo malo es que no nos hizo demasiado buen tiempo y las fotografías no están lo deslumbrantes que podrían haber estado. La parte positiva es que nuestro buen amigo Fernando nos acompañó por primera vez a zascandilear. A pesar de que viva lejos, esperemos que sean muchas más. Por favor, recomendamos encarecidamente visitar Oropesa. Merece mucho la pena. Palabra de zascandil.
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