Los zarajos, aperitivo conquense por excelencia
En un principio, la actual sección “Gastronomía” se llamó “Dónde Comer”. Teníamos pensado hacer reseñas de los distintos bares y restaurantes a los que entrásemos a reponer fuerzas en nuestras andanzas por los distintos pueblos de la provincia de Cuenca. Esa idea sigue intacta, pero hemos decidido ampliar un poco el contenido e incluir posts sobre las diferentes comidas y bebidas típicas que conforman buena parte de la gastronomía conquense. Los zarajos entran en escena.
Hoy vamos a comenzar con nuestra debilidad. Con nuestro plato predilecto. Aquel con el que se nos iluminan los ojos cuando lo vemos aparecer en la carta de cualquier bar, taberna, restaurante o mesón. Los zarajos. No está bien tener una comida favorita en lo que se refiere a la gastronomía de la tierra, pero tenemos que ser sinceros, son nuestra perdición.
Contenidos del post
¿Qué son los zarajos? ¿Cómo se elaboran?
Básicamente lo que nos estamos comiendo cuando hablamos de este plato son tripas de cordero, preferiblemente lechal, enrolladas en dos palos de sarmiento. Es fundamental que la carne esté perfectamente bien lavada para que quede limpia y que la materia prima sea de calidad. Se puede elaborar a la plancha, siendo lo más habitual en Cuenca, o asado. Hasta que quede bien dorado, como indican en esta receta de los zarajos.
¿Cómo se sirven los zarajos?
Lo más común es servirlo, a modo de tapa o aperitivo, cortado en rodajas y acompañado de una pizca de sal gruesa y unas gotas de limón. Es un auténtico clásico de la gastronomía conquense junto con el morteruelo, el ajoarriero o el alajú. Está presente en buena parte de las cartas de los establecimientos conquenses más tradicionales.
Existen recetas más elaboradas con los zarajos: zarajos con vinagreta, zarajos de cordero lechal manchego con puré trufado y espumoso de vino tinto (receta de Miguel Ángel Martínez, chef del Parador de Turismo de Cuenca), montadito de zarajos…
Presentado queda este contundente plato, típico de esta tierra de pastoreo y no apto para estómagos delicados que se asusten con la casquería. En este caso lo mejor es olvidarte de su origen y disfrutar con su sabor. Nosotros lo tenemos claro. Una de zarajos, haga el favor.
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