Pozoamargo, vista privilegiada de la Mancha
Nos vamos de excursión al sur de la provincia, a esa Mancha que tan buen vino produce. Allí visitamos a nuestros amigos de Bodega Artesanal Las Calzadas. También, ya que estábamos, recorrimos Pozoamargo, el municipio donde se ubica. Cuenta con un patrimonio religioso y civil muy completo, donde destacan la iglesia parroquial de la Santísima Trinidad, la ermita de la Virgen de la Cabeza o la Casa Cotillas.
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Cómo llegar a Pozoamargo
Es una localidad muy bien comunicada. Por su término municipal pasa la autovía A-31, que parte desde la A-3 en Atalaya del Cañavate, hasta llegar a la ciudad de Alicante. Otras vías que circulan por Pozoamargo son CM-3102, CUV-8305 y CUV-8306. Enlazan con pueblos cercanos como Sisante, Casas de Haro, Casas de Guijarro, Casasimarro o La Roda, este último ya en Albacete. Posee una población de 279 habitantes (INE 2022). Pertenece a la comarca de la Mancha Baja.
Qué ver en Pozoamargo
Habíamos quedado con Daniel, joven emprendedor, promotor y dueño de Bodega Artesanal Las Calzadas, para entregarle sus calendarios zascandiles y que nos enseñase la sede de su empresa. Junto a él nos hizo la visita guiada su padre, otra gran persona. Con viñedos propios, Bodega Artesanal Las Calzadas elabora vinos naturales y ecológicos. Estos envejecen en tinaja de barro bajo la marca Tinácula. No solo eso, también realizan actividades dentro del conocido enoturismo, tan en auge actualmente.
El recinto es muy vistoso y acogedor. Consta de un chozo o cubo de piedra espectacular junto a la propia bodega. Además pudimos ver un espacio con algunos animales y una huerta, todo relacionado con las actividades enoturísticas que proponen. Sus vinos naturales son una delicia, solo podemos recomendar su adquisición. También, por supuesto, recomendamos que os dejéis caer por Las Calzadas para vivir una experiencia fantástica, en la que dueño, familia y trabajadores os ofrecerán un trato muy agradable y cercano.
Preguntamos a Daniel por la conocida ermita de la Virgen de la Cabeza (s. XVII), nos indicó el camino y, al ver nuestras dudas, su padre se ofreció como guía. De este modo, nos montamos en el coche y salimos a las afueras del pueblo para dirigirnos al templo, situado en el cerro del Cabezo. Los muros encalados vigilan el horizonte de la comarca, pues desde su ubicación existen unas vistas magníficas, sobre todo de la cercana provincia de Albacete. Al lado estaba la sierra del Sestero, que divide las cuencas hidrográficas del Júcar y el Alto Guadiana. Nos contó el padre de Daniel, del cual sentimos mucho no acordarnos de su nombre, que esa zona antaño era de canteras. Este hecho lo pudimos comprobar de primera mano gracias a las múltiples marcas que había en las piedras cercanas.
Volvimos al núcleo urbano para detenernos en la plaza Mayor, lugar al que nos guio también el padre de Daniel para, poco después marcharse a su casa. Desde aquí nuestro más sincero agradecimiento por la amabilidad y simpatía que demostró. Observamos con atención las espectaculares casas señoriales, destacando por encima de todo la Casa Cotilla, de dos plantas con arco de medio punto entre columnas adosadas; y la Casa Sandoval. Los escudos nobiliarios de sus fachadas nos dejaron con la boca abierta.
A escasos metros, protagonizaba el espacio la iglesia parroquial de la Santísima Trinidad (s. XVII-XVIII). Su estructura se organiza en torno al crucero, que separa las dos portadas enfrentadas. Norte y mediodía. Destaca en su interior la pila bautismal neoclásica, así como el retablo dorado de la capilla del Sagrario y el altar mayor, de estilo barroco. Parece ser que la torre fue el origen de su construcción, añadiéndose en periodos posteriores el resto de elementos. Sin duda, un imprescindible que ver en Pozoamargo.
Bordeando el templo desembocamos en la plaza del Ayuntamiento, donde se encuentra, evidentemente, la casa consistorial de Pozoamargo. Clásico edificio de dos plantas con balconada. Seguimos dando una vuelta por las calles de la localidad. Pasamos por la bella plaza del Barrio, en la que distinguimos lo que parecían apeos de labranza.
Posteriormente tomamos la calle Calvario hasta desembocar en el molino de aceite o almazara. Merece la pena reseñar los contrafuertes de este edificio industrial, el cual, a día de hoy, no se encuentra en muy buen estado de conservación. Tras recorrer varias calles, aterrizamos de nuevo en la plaza Mayor, donde teníamos estacionado el auto.
De este modo abandonamos Pozoamargo habiendo vivido una experiencia muy completa. Además de contemplar un patrimonio arquitectónico fantástico, pudimos conocer de primera mano la gran Bodega Artesanal Las Calzadas. De nuevo recomendamos su visita. Es un lugar magnífico. Si os podéis llevar algún vino, mejor que mejor porque son una maravilla. Dicho queda.
SOBRE NOSOTROS
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Me gusto demasiado esta reseña, estaría encantada dar visitando tan hermosos e históricos lugares
Muchas gracias por tus palabras, María Soledad. Un saludo.