La Poética de la Libertad, en la Catedral de Cuenca
En el año 2016 se celebró en Cuenca el evento cultural más importante del año. Nos dejamos caer por la catedral de Santa María y San Julián para disfrutar del proyecto expositivo «La Poética de la Libertad», protagonista indiscutible dentro de los actos programados con motivo del IV Centenario de la muerte de Miguel de Cervantes. Estuvo abierta todo el año, siendo una de las exposiciones más vistas en España.
El proyecto de «La Poética de la Libertad» en la Catedral de Cuenca
El proyecto fue ideado, diseñado y gestionado por la empresa EULEN Art. Estuvo co-comisariado por el artista Florencio Galindo y el escritor y periodista Carlos Aganzo. De la dirección facultativa se encargó Borja Santurino, que diseñó el espacio donde se localizan las tres áreas expositivas en las que se dividió la muestra: Cervantes, Ai Wei Wei e Informalistas. Mirada intermporal, mirada lejana y mirada cercana, respectivamente. El arte contemporáneo como motor para reivindicar el derecho a la libertad y la dignidad.
Comenzamos nuestra ruta con la mirada intemporal, «Cervantes y la libertad» muestra cómo el cautiverio en Argel tuvo una importancia extraordinaria en la posterior obra del literato español por antonomasia. Esta influencia se aprecia en la feroz crítica que rompió los estándares de la época. Buena muestra es «El Quijote», obra cumbre que se ve reflejada en la nave norte mediante la proyección a gran formato de dibujos relacionados. De camino a la siguiente área nos encontramos con la instalación «El laberinto del dictador», del artista y comisario de la exposición, Florencio Galindo. Esta obra hace referencia al latente tema de la inmigración y los refugiados, al mundo de barreras y alambradas donde vivimos.
Seguimos el camino para empezar a leer las primeras citas del artista chino Ai Wei Wei. Frases que nos acompañaron durante la exposición «S.A.C.R.E.D.», alma de este proyecto en la cual el referente cultural recrea, de manera hiperrealista, los 81 de cautiverio que sufrió en el año 2011. Y lo hizo en el claustro de la catedral con una instalación con seis grandes cajas de hierro donde, a través de pequeñas ranuras, pudimos contemplar los dioramas que se hallan en el interior y representan al artista en diferentes momentos de su presidio. Acompañado siempre por dos guardias, se pudo observar a Ai Wei Wei cenando, duchándose o utilizando el inodoro. La dignididad puesta a prueba hasta límites insospechados y el profundo dolor por la falta de libertad marcan esta experiencia vital, plasmada por primera vez en nuestro país. La mirada lejana.
Muy cerca del claustro encontramos la capilla del Espíritu Santo. Fundada por los Señores de Cañete, es obligada su visita dada la tremenda belleza que posee. A través de otra puerta cercana es posible acceder a un patio donde las vistas a la hoz del Huécar son de las que cortan la respiración. Uno de esos rincones «secretos» en los que se puede admirar la belleza de Cuenca en todo su esplendor. Por algo es desde hace 20 años, Ciudad Patrimonio de la Humanidad. Este fue uno de los puntos fuertes de la exposición, el acceso a muchos lugares de la catedral que, por regla general, suelen estar cerrados al público.
Atravesando el templo, sin parar de admirar las innumerables muestras de belleza, aterrizamos en la sala capitular para llegar a la tercera de las áreas expositivas. «Alta expresión» nos acerca la mirada cercana, la obra de los informalistas que destrozaron en mil pedazos esa celda intelectual donde se encontraban inmersos durante el franquismo. Hablamos de Fernando Zóbel, Gustavo Torner, Antonio Saura, Rafael Canogar, Francisco Ferreras, Luis Feito y Martín Chirino. Sus obras nos enseñan la libertad artística que vivieron, la cual podemos apreciar desde hace 50 años en el Museo de Arte Abstracto, aquel que ha convertido Cuenca en la capital del arte contemporáneo en España. Las creaciones estuvieron intercaladas con espléndidas fotografías de Juan Barte.
Poco faltaba para completar nuestra visita a la exposición más importante del año 2016 en nuestro país. Aguardaba una esbelta torre creada para la ocasión, desde la que contemplamos en todo su esplendor la nave principal de la catedral. Cerca de las esculturas, observando el coro como nunca antes lo habíamos visto, nos despedimos de «La Poética de la Libertad». Y por último un espectáculo por muchos esperado, el videomapping en la fachada de la Catedral. Aquí tenéis el vídeo para todos los que no pudisteis acudir. 10 minutos totalmente impactantes.
Esperando que Cuenca siga siendo, como lo fue ese año, protagonista cultural en España. Año de efemérides, 2016. Mereció mucho la pena.
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