La Torre Mangana, guardiana del tiempo en Cuenca

La Torre Mangana es uno de los símbolos de la ciudad de Cuenca. Se encuentra en la parte norte del casco antiguo

En el corazón de la encantadora ciudad de Cuenca, un monumento se erige como un centinela del tiempo: la Torre Mangana. Esta estructura no solo es un ícono arquitectónico, sino también un custodio de historias que se entrelazan con el tejido de la ciudad misma. Acompáñame en un viaje a través del tiempo para descubrir las distintas caras que ha tenido esta torre emblemática.

¿Dónde está la Torre Mangana?

Se encuentra en la plaza de Mangana, en una de las zonas más altas del casco antiguo de Cuenca. En la calle Alfonso VIII, pasada ya la iglesia de San Felipe Neri (s. XVIII) y frente a la casa de los Clemente de Aróstegui (s. XVII), se ubica la escalinata de la Junta de Cofradías de la Semana Santa de Cuenca. Por ahí se puede subir, previo paso por la plaza del Carmen. Un poco más adelante en la calle Alfonso VIII, frente a la casa natal de D. Lucas Aguirre y Juárez, sale calle Mosén Diego de Valera, antigua Zapaterías. Caminando unos pasos veremos unas escaleras que nos conducen a la plaza de Mangana, junto al monumento a la Constitución, obra de Gustavo Torner.

Otro acceso se ubica ya en el último tramo de la calle Alfonso VIII, muy cerca de los arcos del ayuntamiento de Cuenca y junto al convento de la Merced (s. XVI-XVIII), también llamado de las Esclavas. Un pequeño tramo de escaleras nos conduce a la plaza de la Merced, estación previa a la plaza de Mangana.

Historia y origen de la Torre Mangana

La Torre Mangana no es solo un reloj, es un portal a la historia. Su origen se remonta al siglo XVI, aunque las renovaciones y restauraciones a lo largo de los años han transformado su apariencia original en diversas ocasiones. Ya durante el siglo XIX se tiene que remodelar para arreglar los desperfectos que surgieron tras la caída de un rayo y tras la Guerra de la Independencia. A finales de este siglo también se modifica el remate de la torre a través de un chapitel. En 1926 el monumento sufre un cambio radical otorgándole el arquitecto Fernando Alcántara un estilo neomudéjar con tonos rosáceos. Acertadamente, en 1972, se concluyen nuevas obras de transformación de la Torre Mangana que le dieron el aspecto defensivo que posee actualmente.

Un viaje al pasado

Situada en el antiguo alcázar árabe de Cuenca, la torre ha sido testigo silencioso de la evolución de Cuenca. En esta parte de la ciudad estuvo la judería, de hecho se levantó una sinagoga y también la antigua iglesia de Santa María, que se derribó a comienzos del siglo pasado. En los años 1976 y 1977 la plaza se remodeló, añadiendo las escaleras desde la calle Zapaterías y pavimentando el suelo. A finales de siglo comenzaron las obras del ascensor y aparcamiento en la zona, sumados a los trabajos arqueológicos que llevaron a la plaza a estar cerrada hasta 2016. En este transcurso apareció el conocido como «Tesoro de Mangana», conformado por decenas de monedas de oro y bronce, actualmente expuestas en el museo de Cuenca.

La Torre Mangana es visible desde la mayor parte de la ciudad de Cuenca debido a sus casi treinta metros de altura

La torre asomando entre el casco antiguo de Cuenca

La ubicación estratégica de la Torre Mangana

La Torre Mangana se encuentra en el casco antiguo de Cuenca, en una zona elevada que ofrece vistas panorámicas del casco nuevo y el río Júcar. Su posición no es solo privilegiada por la vista, sino también por su significado histórico, al estar en el corazón de la antigua judería.

El monumento a la Constitución

Cerca de la torre, en la plaza de Mangana, se encuentra el Monumento a la Constitución, una obra del artista Gustavo Torner e inaugurado en 1986. Sobre un gran bloque de hormigón de cuatro metros está fijada una estructura de hierro con un cubo brillante en el centro que queda fijado en el aire a través de varios cables de acero. Según palabras del autor es una «estructura plural y unitaria en equilibrio por tensiones contradictorias sobre una base de gran firmeza». No ha estado exento de polémica debido a su estilo, pero ya se sabe, para gustos los colores.

Miradores de cine

Explorando los rincones de la plaza de Mangana es posible encontrarse con balcones que dejan vistas que quitan el aliento. Según el punto de la plaza donde nos ubiquemos, podemos alzar la vista hacia el casco nuevo de Cuenca o hacia la hoz del Júcar, con el barrio de San Antón de fondo. Cabe destacar también los restos musealizados que alberga la plaza tras las excavaciones arqueológicas realizadas años atrás.

Desde la plaza Mangana, donde se ubica la torre, existen varios miradores donde contemplar unas vistas magníficas de la ciudad de Cuenca

Vistas al río Júcar desde uno de los miradores en la plaza de Mangana

La plaza Mangana y sus alrededores

La plaza Mangana, que rodea la torre, es un espacio que resuena con el eco de la historia y la cultura de Cuenca. Como ya hemos comentado anteriormente, este espacio estuvo cerrado durante más de dieciséis años, por lo que sus alrededores cobraron aún más valor.

La plaza de la Merced

Subiendo las escalinatas desde la plaza Mayor y antes de llegar a la plaza Mangana se ubica la plaza de la Merced. Está poblada por varios lugares de interés, aunque se denomina así por la iglesia de la Merced (s. XVI). Esta, junto al convento de la Merced o de las Esclavas, conforma uno de los conjuntos arquitectónicos imprescindibles en Cuenca. Se levantaron sobre los cimientos del antiguo palacio de los Hurtado de Mendoza, marqueses de Cañete.

La plaza de la Merced es uno de los espacios más interesantes e imprescindibles que ver en la ciudad de Cuenca

Plaza de la Merced

Además de admirar la portada barroca de la iglesia, también es imprescindible contemplar la portada del Seminario Mayor San Julián (s. XVIII), otro de los edificios que le otorga un claro valor añadido al espacio. Por último, no debe faltar la visita, en la otra esquina, al museo de las Ciencias de Castilla-La Mancha, inaugurado en 1999.

Visitar la Torre Mangana

Centrémonos en el monumento, declarado Bien de Interés Cultural. Posee planta cuadrada y una altura de veintiocho metros. Sus muros son de mampostería con sillares en las esquinas. Como coronación ofrece un espectacular matacán que le otorga ese aspecto defensivo tan bien traído en su última remodelación, ya citada anteriormente. Consta de ocho plantas distribuidas a lo largo de sus tres cuerpos. Dos detalles que nos gustan mucho: las dovelas del arco de la puerta y, cómo no, su reloj negro con los números romanos.

Ya sabes, no te pierdas la visita a este imprescindible que ver en la ciudad de Cuenca, declarada Patrimonio de la Humanidad.

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