Barbalimpia, el pueblo que casi nos atrapa
Hacemos repaso de una excursión nocturna. Ya metidos en la serranía de Cuenca, lindando con la comarca de la Obispalía, entramos en el pequeño pueblo de Barbalimpia. Esta coqueta localidad tiene como máximo tesoro la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, ubicada en la parte más alta de su núcleo urbano. Toda una experiencia en la que casi acabamos sin coche.
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Cómo llegar a Barbalimpia
Llegamos a la villa a través de la carretera CUV-7043, la cual circula desde las proximidades a Villarejo-Periesteban hasta la N-420, cerca de Villar de Olalla, municipio del que es barrio pedáneo Barbalimpia. Tras dejar atrás las localidades de Poveda de la Obispalía y Villarejo Seco, aterrizamos en nuestro destino. Posee una población de 12 habitantes (INE 2022), aunque durante el estío, esta cifra se eleva considerablemente. Se halla a 25 kilómetros de Cuenca ciudad.
Qué ver en Barbalimpia
No comenzó con buen pie nuestra relación con este pueblo. Acabamos de comentar que, cuando llegamos, era de noche y no estaba muy iluminado. El caso es que la carretera atraviesa el núcleo urbano de Barbalimpia y, sin darnos cuenta, nos pasamos de largo. Al darnos cuenta tuvimos que dar la vuelta y seguir buscando aparcamiento, lo cual resultó de lo más costoso. Finalmente dejamos tirado el coche donde pudimos y comenzamos a zascandilear.
El auto estaba en el lado de la carretera donde está la iglesia, por lo que tuvimos que subir un par de cuestas hasta toparnos con ella. Dedicado a Nuestra Señora de la Asunción (s. XIII), se trata de un templo de estilo románico popular. En sus orígenes constaba de una sola nave con presbiterio recto y ábside semicircular, pero en el siglo XVI se añadió una segunda nave al conjunto. En el exterior destaca la hermosa espadaña y su portada con arco de medio punto adovelado, decorado con un recercado de puntas de diamante. Merece la pena reseñar también la pila bautismal que posee en el interior.
Seguimos el camino bajando desde la parte alta del pueblo hasta la carretera, y cruzando para descender por las callejuelas de la localidad. La falta de luz en algunos puntos no ayudaba, pero finalmente tomamos la calle del Horno hasta toparnos con la fuente romana. Sin duda la muestra de patrimonio civil más destacada que ver en Barbalimpia. Es una hermosa construcción de considerables dimensiones, reformada recientemente.
Prosiguió el zascandileo bajando todavía más a los pies del pueblo, para llegar a la fuente Vieja. Esta es bastante más sencilla que la anterior. Históricamente ha sido el punto de abastecimiento de agua en la villa. Tras ello seguimos recorriendo Barbalimpia, aunque tardamos bastante poco en patearlo bien.
Dimos la vuelta hacia el coche para ya marcharnos, no si antes tener la última anécdota. Pues intentando dar la vuelta con el auto en un espacio muy pequeño, casi tenemos que llamar a la grúa, ya que fue bastante costoso llegar de nuevo a la carretera. Finalmente lo logramos tras un rato de pasarlo mal. Recomendamos la visita a Barbalimpia a pesar de que casi quedásemos atrapados en sus redes. Tiene un interesante patrimonio y está rodeado de un entorno natural muy bello.
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