Molinicos, entrenando para hacer flashback
Tercero de los pueblos donde se rodó la gran película «Amanece, que no es poco». Tras Liétor y Ayna le llega el turno a Molinicos. Quizás es menos espectacular en cuanto a ubicación, pero guarda varios lugares de gran interés, muchos de ellos ligados al film de José Luis Cuerda. De nuevo nos sumergimos encantados en la sierra de Segura, buscando encantadoras casas bajas y encaladas.
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Cómo llegar a Molinicos
Aterrizamos en la localidad desde Ayna, tomando la carretera AB-508. De su núcleo urbano salen otras vías como la AB-5016, que se adentra en el Parque Natural de los Calares del Río Mundo y de la Sima, y la AB-509, que desemboca en la carretera CM-3206. Existen numerosas aldeas, las cuales pertenecen al municipio de Molinicos como pueden ser Las Hoyas, Las Ánimas, Los Collados, Vegallera, Pinilla, Los Alejos, Fuente-Higuera, El Pardal o Cañada-Morote. Posee una población de 824 habitantes (INE 2023). Como acabamos de mencionar, buena parte de su término municipal se halla en el Parque Natural de los Calares del Río Mundo y de la Sima, por lo que su entorno natural es de gran belleza.
Qué ver en Molinicos
Llegamos desde la carretera a la plaza de la Constitución, donde estacionamos el auto. Tras acercarnos a ver una elegante fuente con el nombre de la localidad, decidimos preguntar a una simpática vecina por la zona vieja de Molinicos. Muy amablemente nos recomendó tomar la cercana calle Mayor. Sin duda es una vía importante de la localidad, pues hay edificios de enjundia que conviene señalar. Primero un hermoso inmueble de dos plantas donde encontramos los primeros paneles informativos de «Amanece, que no es poco». Aquí se rodaron las escenas del ahorcamiento del alcalde y Nge Ndomo, además del resultado de las elecciones.
Muy cerca encontramos las instalaciones de la biblioteca pública municipal y el ayuntamiento. Justo enfrente la iglesia de Nuestra Señora del Carmen (s. XX), patrona de la villa. El templo es de tipo modernista, destacando su campanario blanco con forma de cruz. Es necesario informar sobre la diferencia estética entre esta zona del pueblo, más nueva, y el Casco Antiguo.
Molinicos y «Amanece, que no es poco»
No abandonamos la calle. A los pocos metros nos topamos con un vistoso mural que representa varias escenas y personajes del film. Una iniciativa original. Cerca de este punto empezamos a ver una transición hacia viviendas más antiguas, lo cual se acentuaba a medida que descendíamos cuesta abajo. Finalmente aterrizamos en uno de los lugares más conocidos y entrañables que ver en Molinicos. Su plaza Mayor.
Este espacio encalado tiene el honor de haber albergado varias de las escenas más míticas de la película. Por ejemplo cuando, tras celebrarse las rogativas, se pone a llover arroz de Calasparra o cuando se realizan las votaciones para las elecciones. Aunque, quizás, aquella que recordemos más sea en la que el alcalde insta a los vecinos a realizar flashback, negándose estos. El paisaje que podemos observar desde esta plaza, donde se halla el antiguo ayuntamiento, es magnífico.
Las cuestas empezaban a hacerse duras. Nos desviamos por la derecha para tomar la calle Iglesia. Tras pasar por debajo de un arco, desembocamos junto a la manifestación más importante del patrimonio religioso que ver en Molinicos. Nos referimos a la iglesia parroquial de San José (s. XVIII). Va muy en consonancia con esta parte del pueblo, de edificios encalados con aire más rural y antiguo. Con más encanto.
La zona se halla junto a un arroyo, lo cual explica la existencia de molinos junto a las casas. Tras llegar a la homónima calle Molinos, comprobamos el sitio exacto donde se rodaron otras célebres escenas como la llegada de Teodoro y Jimmy al pueblo, la levitación de Paquito o el desdoblamiento de Carmelo, personaje interpretado por el gran actor Miguel Rellán. Realmente curioso lo que varía esta parte del pueblo con la primera recorrida. Como el día y la noche.
Seguimos paseando por Molinicos, ascendiendo y descendiendo niveles de calles y cuestas. Forma parte de su encanto. Tras salir de nuevo a la calle Mayor, pusimos rumbo de vuelta a la plaza de la Constitución para abandonar la población. Se empezaba a hacer tarde y quedaba un largo camino de vuelta a casa.
Siempre es un placer visitar la sierra de Segura. Su entorno natural es incomparable. Recomendamos la visita a Molinicos, aunque, como hemos mencionado antes, es necesario advertir de los contrastes que ofrece su núcleo urbano. Nosotros, como somos más clásicos, nos quedamos con la zona antigua, tratando de levitar o desdoblarnos, como Paquito y Carmelo. De este modo nos despedimos del último pueblo amanecista. Siempre en nuestros corazones.
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