Villaconejos de Trabaque, el mimbre y las cuevas

Ya estamos preparados para patear la Alcarria conquense. Esta vez nos dirigimos al extremo oriental de esta comarca, donde nos espera Villaconejos de Trabaque. Se trata de una localidad muy interesante y hermosa por tres razones: sus cuevas de vino, sus campos de mimbre y su patrimonio religioso, protagonizado por la ermita de la Concepción y la iglesia parroquial de San Juan Bautista. Muy completa la villa.

Cómo llegar a Villaconejos de Trabaque

Nosotros aterrizamos en el pueblo desde la carretera CM-310. Esta importante arteria nace en el vecino municipio de Albalate de las Nogueras y atraviesa la provincia de Cuenca hasta concluir en Alcázar de San Juan, ya en Ciudad Real. Pasa por destacados lugares como Gascueña, Huete, el Parque Arqueológico de Segóbriga o Villamayor de Santiago. Del mismo núcleo urbano parte otra vía, la CM-2108. Esta circula hacia el norte de la Alcarria pasando por Priego y Alcantud, hasta terminar en la provincia de Guadalajara. Posee una población de 323 habitantes (INE 2022). Cruza la localidad el río Trabaque, separando la zona de cuevas y la ermita del casco urbano.

Qué ver en Villaconejos de Trabaque

Estacionamos el auto en la plaza de San Roque. Cuesta arriba por la calle Concepción llegamos a la calle Iglesia. Evidentemente, lo siguiente que nos íbamos a encontrar es el templo más importante de la localidad. La iglesia parroquial de San Juan Bautista es de estilo barroco en su mayoría, ya que su origen es gótico, quedando solo el ábside en su representación. Su fachada principal es simétrica. En ella destacan la portada y la gran espadaña rematada con pináculos. Por dentro, además de las interesantes decoraciones en estilo rococó, merece la pena reseñar el altar mayor de nogal dorado. Fue colocado en el siglo XX, aunque su origen es del XVIII, cuando una familia de la localidad lo donó a la parroquia, procedente de la Rioja Alavesa.

Iglesia parroquial de San Juan Bautista

Seguimos subiendo por la calle del cementerio hasta desembocar en las puertas del mismo, denominado Santísimo Cristo de la Resurrección. Desde este lugar las vistas eran magníficas. Podíamos ver, de manera privilegiada, los rojizos campos de mimbre, el río Trabaque, la ermita de la Concepción y las cuevas de vino. Una maravilla. Media vuelta para comenzar la bajada, pero descubrimos que, a mano derecha, subía una cuesta hasta la parte más alta de Villaconejos.

Campo de mimbre en Villaconejos de Trabaque

Apareció ante nosotros, coronando el altozano, un cristo de dimensiones considerables. Si junto al cementerio las vistas eran geniales, las de este lugar, aún más alto, eran espectaculares. Además teníamos panorámica de toda la villa y sus alrededores. Bajamos de nuevo hasta la iglesia para continuar nuestro paseo.

Vista panorámica de Villaconejos de Trabaque

Justo al lado se encuentra la plaza Mayor. Cierto es que no existe ningún inmueble que destaque individualmente, pero en su conjunto es muy bonita. Nos encantaron las casas de colores que se ubicaban en este lugar. Viendo los anclajes en el suelo, pudimos intuir que el espacio se usa como plaza de toros. Continuamos por la calle Mayor, donde contemplamos una casa señorial con elegante escudo nobiliario.

Escudo nobiliario en la calle Mayor

Desembocamos junto al ayuntamiento del pueblo, moderno edificio de tres plantas. Tras ello creímos que lo mejor era tomar un refrigerio. Entramos en el bar Máximo, pero nos asustó un poco el gentío que había, de modo que pospusimos lo de hidratarnos. Semejante lleno tenía sentido, y es que no tuvimos mejor fecha que acudir a Villaconejos de Trabaque en el día de la Inmaculada Concepción, patrona del pueblo.

Ermita de la Concepción, en Villaconejos de Trabaque

Lo pudimos comprobar de buena manera, ya que, cruzando el río Trabaque y las mimbreras, encontramos una ermita de la Concepción abarrotada. A su alrededor había mucha gente saliendo de misa, por lo que nos fue muy complicado tomar una foto buena de cerca. Es un templo de una sola nave cubierta con bóveda de cañón. Destaca su hermosa portada de medio punto. Siguiendo en dirección norte, por el camino de Priego, se localiza la zona de cuevas. Ubicadas a diferentes niveles de altura, le otorga al municipio ese aire tan auténtico que poseen estos pueblos de la Alcarria conquense. Sin duda, uno de los imprescindibles que ver en Villaconejos de Trabaque.

Cuevas de vino en Villaconejos de Trabaque

Tras ello decidimos volver al coche y dirigirnos a la siguiente parada, el vecino pueblo de Albalate de las Nogueras. De camino, ese rojo de mimbre que enamora al visitante. Y es que Villaconejos también nos encandiló con su interesante arquitectura religiosa y las conocidas cuevas de vino que tantos buenos momentos nos traen a la mente. Solo queda recomendar el zascandileo por este gran pueblo. No está permitido dudar.

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