Hace tiempo que manteníamos conversaciones via email con la oficina de turismo de El Provencio. El intercambio de información se realizaba a través de un trato muy cercano y generoso. Todo apuntaba en una dirección, teníamos que visitar la localidad. Así pues, nos desplazamos a la Mancha y por fin pudimos poner cara a Delia, la encargada de enseñarnos las bondades del municipio. Tuvo de todo. Patrimonio, historia, cultura y vino. Más no se puede pedir.
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