En 1955 un vecino de la localidad alcarreño conquense de Torrejoncillo del Rey, Pedro Morales, descubrió una cavidad en un cerro del término municipal conocido como ‘La Mora Encantada’ e inició una excavación sacando a la luz un tesoro oculto: una mina romana de lapis specularis (variedad del yeso conocida como piedra de espejo o espejuelo por dejar pasar la luz), que los romanos utilizaron como cristal durante la época imperial, hace 2.000 años. Aunque después de su muerte fue relegada al olvido, se retomó su explotación dentro de la investigación arqueológica del proyecto ‘Cien mil pasos alrededor de Segóbriga’ y tras su acondicionamiento para las visitas con los fondos del Plan de Mejoras de Infraestructuras Turísticas (Plamit) de la Diputación de Cuenca, está abierta al público los fines de semana (se pueden realizar visitas guiadas de unos 50 minutos los sábados y domingos).